Es exquisita y aromática, resultando muy vistosa cuando se acompaña a un pudding blanco; se sirve aparte, y los comensales la van mezclando en sus platos con las porciones de pudding que toman. Si no hay grosellas pueden éstas sustituirse con moras negras.
Se prensan medio kilo de grosellas, añadiendo al jugo obtenido de ellas un vaso de vino tinto, ciento veinticinco gramos de azúcar molida, un poco de canela y una cucharadita, medida por las de café, de harina; se le ponen también tres o cuatro cucharadas de agua; se deja cocer unos minutos, y puede servirse.