Con una yema de huevo, tres cucharadas de aceite y una de vinagre se hace una especie de mayonesa bien trabajada, que se aumenta con cebolla menudamente picada o rallada, y una cucharadita de mostaza francesa, poniéndole también sal fina.
Cuando esté bien levantada y con brillo, se sirve acompañando al manjar que se prefiera.