Este pollo, preparado para días de campo, resulta superior, y la fórmula es bien conocida, por ser invención de uno de nuestros más famosos cocineros.
Se limpia y deshuesa un buen pollo, que se rellena primero con lonjas de tocino muy delgadas, luego con chorizos más o menos picantes y unas cuantas anchoas ligeramente saladas.
Cuando está relleno y sazonado, se asa en asador o a la mano, pero nunca en cacerola, horno ni sartén; se deja enfriar, lo menos doce horas, y, por último, se pone entre dos trozos de pan migoso, oprimiéndole, sin destrozarle, para que el pan se empape del jugo que suelte.