Se reducen a puré una libra de patatas cocidas, que se mezclan en el mortero con setenta gramos de mantequilla, un poco de perejil muy picado, un polvo de sal y cuatro huevos.
Con todo esto muy mezclado se hacen unas bolitas un poco aplastadas, que se fríen en manteca, hasta quedar muy doraditas, sirviéndolas muy calientes, o en la sopera, con caldo del cocido como sopa.