Se pone en un perol, para que cueza a fuego suave, una cantidad de manteca de vaca, con la tercera parte de su peso de agua; se mueve sin parar, batiéndolo y espumándolo hasta que se haya reducido el agua.
Poniéndole un cuarterón de azúcar por cada libra de manteca, se sigue batiendo y se coloca, luego que está fría, en cajitas.