Esta es más complicada. Para prepararla debidamente se seca primeramente en el horno una cantidad de cangrejos de regular tamaño, por ejemplo, una docena, que se habrán limpiado antes perfectamente.
Una vez secos se reducen a polvo en el mortero, amasándolo luego con media libra de mantequilla.
Hecho esto se pone la pasta en un recipiente, que se coloca sobre ceniza caliente, para que se derrita, y se mueve bien para que se una perfectamente la mezcla.
Cuando se ha liquidado, se pone en un colador de metal, apretándolo para que pase la grasa a través de él, debiendo tener debajo un recipiente con agua fría para que se congele.
Una vez que esté solidificada, se aparta del agua, se amasa y limpia con un paño, para quitarle la humedad, haciendo varias veces esta operación, y se le da forma, cuando esté completamente seca, porque si no, no se conserva bien.
Esta mantequilla también se sirve como ordubre; pero como resulta exquisita es untando con ella ruedas de patata asada y caliente.