Estas habichuelas, que también son un recurso muy apreciado entre las clases humildes, resultan un plato tan agradable o más que las lentejas. Se recolectan con abundancia en España, particularmente en los campos extremeños y en Portugal, donde las llaman fradiños.
Una de las maneras de arreglarlas es cociéndolas con agua y sal; cuando están cocidas, se les tira el agua, poniéndoles un frito de ajos, cebolla, tres o cuatro tomates y un polvo de pimiento molido. Luego se, machacan ajos, cominos y unas cucharadas de habichuelas, para espesar el caldo, se les vierte por encima a las habichuelas, se las deja cocer un poquito, y se sirven.