Se corta la carne en filetes, un poco gruesos, a los cuales se les hace unas cuchilladas para que se penetren bien del adobo. Esto ha de hacerse después de macear la carne, porque así resulta más tierna.
Arreglados todos se ponen por dos o tres horas, lo menos, en un adobo compuesto de ajos, perejil, azafrán, pimienta negra, sal y zumo de limón o naranja; echando vinagre en lugar de esto, si no lo hubiese.
Así que se comprende que están bien penetrados del adobo, se ponen a la parrilla, rodándolos de vez en cuando con el caldo sobrante.