Se pone en un perol o sartén cinco jícaras de agua y una de aceite y se acerca a la lumbre.
Cuando empieza a hervir se echa harina, toda la que embeba, sin dejarla de mover hasta que esté durita. Luego se aparta y extiende en una fuente para que se enfríe, echándole entonces huevos para ablandar la pasta hasta que ésta pase con facilidad por la jeringa.
Se fríen, se enmielan y después se les espolvorea de azúcar.