Se cortan a contrahebra de un buen solomillo de vaca lonchas redondeadas, que se limpian de piel y nervios, y se espolvorean de sal molida.
Luego se fríen en la sartén, una por una, para que no se encojan, con muy poquita grasa, siendo mejor manteca de vaca o cerdo y aceite a falta de éstas. Cuando se echen a freír estará la manteca muy caliente, y la sartén, como hemos dicho, con grasa nada más qué un dedal, como si fuese para tortilla francesa. Se van sacando y colocando con el jugo que vayan soltando en una cacerolita, y cada vez que se saca uno se vuelve a engrasar la sartén; si es con aceite, deberá estar éste frito.
Se los da sólo una vuelta; cuando por un lado están bien tostados, entonces es cuándo se les vuelve del otro, y esto se hace para que suelten jugo y estén bien hechos por dentro.