Póngase a la lumbre una cazuela con agua y sal; a los primeros hervores se agregan 300 o 400 gramos de arroz, perfectamente lavado, dejándolo cocer hasta que se consuma el caldo.
Se fríen aparte, en 60 gramos de manteca, tres dientes de ajo, sacándolos cuando la manteca esté dorada, y rociando ésta sobre el arroz, para servirlo en seguida.
Es importantísimo; para que el arroz resulte bien, que quede el grano suelto y cocido.