Se fríen en aceite tres o cuatro pimientos verdes, medianos, o igual cantidad de otros colorados, redondos y secos, que los murcianos llaman ñoras; se procura freírlos con viveza y muy poco, porque se queman en seguida. Cuando están fritos, se sacan y ponen en un plato, y en el mismo aceite se echan dos o tres ajos, tomates, alcachofas o guisantes, según lo que haya.
Así que está todo rehogado, se agrega el arroz, dándole unas vueltas; se le añade azafrán y pimiento molido; se cubre de agua, y cuando cuece se le ponen pescados frescos y limpios, hechos pedazos, dejándolo que cueza a fuego vivo.
Entonces se machacan bien los pimientos, en el mortero; se deshacen con agua, y se les pone al arroz, dejándole cocer sin tocarlo y moderando el fuego cuando va medio cocido.
Se puede mezclar al arroz pescados, carnes y legumbres de todas clases; pero este arroz debe quedar entero, seco y cocido.