LITERATURA ESPAÑOLA - Siglo XVI: plenitud renacentista
EL TEATRO
LOS PRELOPISTAS. - En la segunda mitad del siglo, la producción dramática aumenta y se
manifiesta en muchos autores, ensayos y tendencias. Hay teatro bíblico y religioso;
imitaciones de la comedia italiana de tema novelesco; entremeses y otras obras cómicas de
costumbres; comedia pastoril, etc. La tendencia que al ir acercándonos a Lope de Vega
parece dominar es la de crear un teatro clásico inspirado en el latino y griego, con su rígida
separación entre la tragedia y la comedia y la adhesión a los preceptos de la poética
aristotélica rehabilitada por los retóricos del humanismo. Fernán Pérez de Oliva, fray
Jerónimo Bermúdez, Cristóbal de Virués, Juan Mal de Lara, y otros dramaturgos cultivan la
tragedia y mantienen vivo el ideal clasicista, apoyados por los teóricos. Frente a ellos se
alzará la creación de Lope de Vega. El nombre más ilustre de esta tendencia es el de
Cervantes, que, como él mismo confiesa, abandonará todo intento de componer tragedias y
comedias al reconocer el triunfo de los ideales de un teatro nacional en la comedia lopesca.
Como precursores de Lope en el teatro nacional descuellan los escritores sevillanos Lope de
Rueda (1510 - 1565) y Juan de la Cueva (1550?-1610). El primero, actor de profesión, es en la
mayor parte de sus obras imitador directo de la comedia italiana. De ello son ejemplo sus
piezas Eufemia, Los engañados, Medora, Armelinda, escritas en prosa. Pero ya en ellas usa
un diálogo vivo, popular, realista, que unido a la precisión para retratar los tipos populares
da a otra parte de su teatro -sus pasos o entremeses- Las aceitunas, el Diálogo sobre la
invención de las calzas, Los criados, Cornudo y contento, etcétera- una calidad cómica no
conocida hasta entonces. Es por esto tenido Lope de Rueda como el verdadero creador del
teatro de costumbres, cuyas escenas, lenguaje y tipos -el gracioso o bobo, por ejemplo-
pasarán al teatro posterior e inician además una corriente separada que seguirá cultivándose
en todas las épocas: la del sainete o pequeño cuadro cómico, origen del llamado género chico
ya en nuestro tiempo.
La importancia de Juan de la Cueva como antecesor del teatro lopista puede resumirse
brevemente. Inició la comedia de asunto histórico nacional y expuso en el Ejemplar poético
una teoría dramática que suponía un avance enorme sobre la de Torres Naharro, rechazaba y
adelantaba muchas ideas que amplió Lope de Vega en su Arte nuevo de hacer comedias.
Parte de su obra trata temas clásicos en forma de tragedia -Ayax Telamón, La muerte de
Virginia, etc.-, pero en la Comedia de la muerte del rey don Sancho, la Tragedia de los siete
infantes de Lara y la Comedia de la libertad de España por Bernardo del Carpio, descubre el
filón de la épica medieval, que será una de las fuentes más ricas del teatro a partir de Lope.
En otra comedia suya, El infamador, introduce también el espíritu romántico-novelesco, del
que saldrán temas como el de Don Juan Tenorio.
Según se ve, el teatro posee en España desde los primeros años del siglo una gran densidad.
Nacía y era reflejo a la vez de un fenómeno de vida literaria quizás único en su tiempo: el
interés enorme del público, traducido desde mediados de siglo en la multiplicación de
corrales o casas de comedias, a las que acudía toda clase de gentes. La confluencia de la
saturación de materia literaria con el gusto del pueblo preparan el ambiente en el que va a
surgir el genio creador de Lope de Vega.