LITERATURA ESPAÑOLA - Siglo XVIII: Reforma, Enciclopedia y Neoclasicismo
LA EPOCA DE CARLOS III: NEOCLASICISMO,
REFORMA, ILUSTRACION,
PRERROMANTICISMO
CADALSO. - Escritor muy representativo de los varios aspectos que venimos señalando es el
coronel José CADALSO (1741-1782), viajero en su juventud por varios países de Europa,
hombre fino y culto. Neoclásico y contertulio de la Fonda de San Sebastián, lo más flojo de
su producción es la poesía de los Ocios de mi juventud (1772) y la tragedia Sancho García,
precisamente aquello que puede clasificarse dentro del neoclasicismo de escuela.
En cambio, el satírico de la pedantería en Los eruditos a la violeta, o de la vida de su tiempo
en las Cartas marruecas tiene una personalidad independiente y simpática. Es un espíritu
elegante, mundano e irónico, que salva el defecto capital de toda la literatura de la época, la
pesadez didáctica, con un aire ligero de gracia andaluza. Cadalso era de Cádiz.
Su obra maestra son las Cartas marruecas, colección de breves ensayos que en forma
epistolar se cruzan entre un supuesto joven marroquí, Ben-Beley, y su amigo Gazel. Es este
libro de Cadalso uno de los pocos de la literatura del siglo XVIII que aún se lee con gusto y
un antecedente valioso del criticismo moderno sobre España.
Lo distintivo de Cadalso es que su visión de la cultura española no es abstracta y general
sino que se basa en la observación directa de las costumbres y del carácter. Puede así darnos
una impresión viva de la decadencia del país cuando hace, por ejemplo, con admirable
ironía una incisiva pintura del señoritismo andaluz, o diagnostica el donjuanismo de los
españoles, o contrasta la vulgar familiaridad en las relaciones sociales de su tiempo con la
antigua austeridad castellana, o describe la degeneración de la nobleza, o ridiculiza el
esnobismo social de los afrancesados. Junto a la crítica, y dándole mayor sentido, hay en las
Cartas marruecas una comprensión exacta de la antigua grandeza española. La España que
Cadalso admira es la del siglo XVI: la de los Reyes Católicos, Cisneros, Cortés y la conquista
de América, de la que hace una equilibrada reivindicación en las cartas quinta y novena. En
suma, Cadalso va guiado por un patriotismo inteligente. No es un detractor sistemático de
España, en nombre de las "luces", ni cierra tampoco los ojos a su evidente decadencia.
Con su buen sentido, cultura y sensibilidad, anuncia ya la crítica mucho más amarga de
Larra en el siglo XIX y aun la actitud revisionista de Ganivet y la generación del 98. Tomó
como modelo las Lettres persannes, de Montesquieu, con las que, fuera de cierto tono
general, no tiene mucho de común.