LITERATURA ESPAÑOLA - El Romanticismo (1808-1850)
LA TRANSICION AL NUEVO SIGLO
Los primeros treinta años de la nueva centuria son de constantes perturbaciones políticas. A
la guerra de la Independencia (1808-1814) sigue el despotismo de Fernando VII, hasta 1820,
una revolución liberal que dura tres años y un nuevo régimen de terror, de 1823 a 1833, la
"ominosa década", que termina con la muerte del rey.
No son tiempos propicios para la creación en ningún orden de la actividad humana. En la
literatura continúan las corrientes del neoclasicismo, que insensiblemente se va
transformando bajo el influjo de algunas fuerzas renovadoras.
En el teatro, Moratín, ahora desterrado en Francia, es todavía el autor de mayor prestigio.
Algunos jóvenes imitan su comedia de costumbres, al mismo tiempo que traducen e imitan
el teatro sentimental del alemán Kotzebue o el francés Casimiro Delevigne. De mayor
importancia como preparación del romanticismo es el número creciente de adaptaciones del
teatro español del Siglo de Oro -Lope, Tirso, Calderón, Rojas- y la influencia del italiano
Alfieri, que imprime brío heroico y espíritu liberal a la fría tragedia neoclásica.
La novela continúa muerta. Es curiosa la casi absoluta infecundidad de este género -tan rico
en la literatura clásica- durante más de dos siglos, hasta su renacimiento con los escritores
del realismo.
Las únicas formas vivas -aparte de la poesía- son el periodismo, que ha perdido el carácter
erudito del siglo XVIII y se hace ahora periodismo panfletario, combativo; y la oratoria
política, muy floreciente en las Cortes de Cádiz y luego en las de 1820.