LITERATURA ESPAÑOLA - Posromanticismo y realismo (1850 - 1898)
LA CRITICA Y EL PENSAMIENTO
En todo este período, la literatura de ideas -crítica, erudición, historia, filosofía- adquiere un
gran ímpetu, anuncio y precedente del movimiento renovador de la época contemporánea.
Bajo el influjo del espíritu científico se ensayan grandes reconstrucciones en varios campos
de la historia de la cultura, en tanto que las tendencias revolucionarias del siglo se traducen
en constantes polémicas religiosas, históricas, políticas y literarias, cuyos efectos hemos
advertido en el teatro y la novela.
En la crítica sobresalen Valera, "Clarín", Emilia Pardo Bazán y MANUEL DE LA REVILLA,
escritores bien informados, algunos de ellos de gran cultura y gusto seguro, aunque en
general el dogmatismo literario o político o filosófico, el espíritu de escuela, limite casi
siempre el valor de sus juicios.
La erudición y la historia literaria cuentan con figuras valiosas: JOSE AMADOR DE LOS
RIOS, CAYETANO ALBERTO DE LA BARRERA, EL CONDE DE LA VIÑAZA, MANUEL
CAÑETE y por encima de todos MARCELINO MENENDEZ PELAYO, una de las grandes
figuras de la cultura española y de la crítica en todos los tiempos, que reconstruyó, con
erudición sin igual y seguro criterio de los valores artísticos, la historia de la literatura
hispánica en sus diversas ramas. El único reparo serio que puede hacerse a su obra es que en
sus primeros libros, sobre todo, La ciencia española o La historia de los heterodoxos
españoles, se dejó arrastrar por prejuicios de partido y por su pasión tradicionalista. Pero en
otros muchos -Historia de la poesía castellana en la Edad Media, Orígenes de la novela,
Historia de las ideas estéticas, Historia de la poesía americana y en los Estudios sobre el
teatro de Lope de riega, etc.- su saber triunfa de todos los prejuicios.
De alcance enorme, sólo comparable al que en el terreno de la historia literaria tuvo la obra
de Menéndez Pelayo, fue el movimiento de renovación -cabría decir mejor comienzo- de los
estudios filosóficos en España, llevado a cabo, como resultado del magisterio de don
JULIAN SALAZ DEL Ido en la Universidad de Madrid, por el grupo llamado de los
krausistas. Se les llamó así por haber aceptado como base de su pensamiento las doctrinas
del filósofo alemán Christian F. Krause, con quien
Sanz del Río estudió en Heidelberg. Se
trata de un pensamiento de sentido predominantemente ético que don Francisco Giner de
los Ríos transformó en una importante corriente educativa, cuyo centro fue la Institución
Libre de Enseñanza. Los krausistas, con Giner a la cabeza, han sido llamados con razón los
educadores de la España contemporánea y aunque aquí no podemos entrar en pormenores,
baste decir que a su impulso, más que nada, se debe el deseo de revisión de valores y de
nueva espiritualidad de las siguientes generaciones españolas. Las huellas del krausismo
pueden descubrirse por igual en los comienzos del pensamiento de Unamuno o de la crítica
de Américo Castro o de poetas tan puros como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.
Con el krausismo y el movimiento de la Institución se relaciona en medida diversa la obra de
ciertos pensadores, políticos y profesores universitarios en quienes la historia, la sociología y
la filosofía se funden un poco confusamente:
FRANCISCO PI Y MARGALL, NICOLAS
SALMERON, GUMERSINDO DE AZCARATE y EMILIO
CASTELAR. Este último, a su
vasta cultura, añade la gloria de haber sido el más grande orador de su época, gran artista de
la palabra hablada, no falto ciertamente de exageraciones retóricas.
También se educó en el krausismo el hombre que quizá más que ningún otro influyó en
remover con su verbo encendido de pasión el ambiente de conformismo en el que, a pesar de
estas corrientes de actividad intelectual, se asentaba el espíritu de la restauración. Nos
referimos a JOAQUIN COSTA, historiador, jurista, crítico, economista, investigador de las
más antiguas tradiciones ibéricas y autor de muchas obras valiosas en todos estos campos,
algunas de las cuales han influido repetidamente en todo intento de reforma política de
España: Oligarquía y caciquismo, Colectivismo agrario en España, Poesía popular española,
Estudios ibéricos, etc. Tal vez más que por sus libros, influyó Costa por sus campañas
públicas después del año 1898. Tuvo una capacidad especial para condensar su pensamiento
en ciertas frases simples -"Escuela y despensa", "echar doble llave al sepulcro del Cid",
necesidad de un "cirujano de hierro" para salvar a España, "desafricanización y
europeización de España"-que hicieron un gran efecto en la mentalidad de los jóvenes que
en vísperas del nuevo siglo abrieron un capítulo importante, el último, en la historia de la
cultura española.