LITERATURA ESPAÑOLA - Francisco de Quevedo
EL FIN DEL TEATRO CLASICO: CALDERON Y SUS CONTEMPORANEOS
Después de la muerte de Góngora, Quevedo y Gracián, nada se produce en la prosa o en la
poesía digno de recordarse. La producción teatral prolonga, en cambio, su esplendor hasta
las décadas finales del siglo, gracias principalmente a la poderosa personalidad artística de
Pedro Calderón de la Barca (16001681), el último de los grandes clásicos españoles.
La vida de Calderón no tiene el interés de la de Lope, Cervantes y Quevedo. Fue soldado en
la juventud y sacerdote en la vejez, cosas bastante comunes en la España de su tiempo.
Hombre de temperamento reflexivo, se dedicó por entero a su arte, gozó de máximo
prestigio en la corte brillante de Felipe IV, quien le honró otorgándole cartas de nobleza y el
hábito de Santiago. Fue respetado por todos y rara vez aparece su nombre en las violentas
polémicas literarias de sus compañeros de letras. Se limitó al cultivo del género dramático, y
entre comedias, autos sacramentales y otras piezas breves debió de escribir unas doscientas
obras.