LITERATURA ESPAÑOLA - La literatura contemporánea (1898-1939)
JOSE ORTEGA Y GASSET Y EL NOVECENTISMO
LAS NUEVAS GENERACIONES. - Pocos años después del triunfo de las tendencias con que
se inicia la literatura contemporánea, empieza a manifestarse un nuevo cambio de ideas y
propósitos literarios. Es el movimiento al que uno de sus inspiradores, Eugenio d'Ors, llamó
"el novecentismo", que mantiene las preocupaciones y la orientación intelectual y estética de
los escritores del 98 y el modernismo, pero que, a su vez, o las desarrolla por nuevos
caminos o reacciona abiertamente contra ellas. Lo que cambia más que nada es la actitud
hacia los mismos temas y, en parte, el estilo. Guía, maestro y animador de la nueva
generación es JOSE ORTEGA Y GASSETT, que ejerce entre los jóvenes de su tiempo una
influencia aun mayor que la de Unamuno. Lo característico de Ortega y de los escritores que
se agrupan en torno a él es superar las tendencias neorrománticas del 98 y del modernismo
mediante la disociación del pensamiento y la emoción que el personalismo de los escritores
de fin de siglo había fundido y hasta confundido. El ataque a la tendencia individualista de
todo el pensamiento de Unamuno aparece sin veladuras desde los primeros ensayos de
Ortega reunidos en el libro Personas, obras, cosas. Dice en uno de ellos: "En general no
concibo que puedan interesar más los hombres que las ideas, las personas que las cosas...; lo
objetivo es lo verdadero y ha de interesarnos más que nada". El ataque se personaliza
cuando llama a Unamuno "morabito máximo que entre las piedras reverberantes de
Salamanca inicia a una tórrida juventud en el energumenismo".
De acuerdo con esta orientación hacia lo objetivo, las cosas y los conceptos, el estilo se hace,
por un lado, más conceptual; por otro, más estético. Desaparece el tono emocional y
subjetivo: la palabra no vale, por las resonancias íntimas o la pasión de que va cargada, sino
por su valor significativo o por el placer que como imagen de las cosas suscita. España deja
de ser motivo de angustia: se convierte en una realidad histórica que más que sentir es
necesario entender. Compárense En torno al casticismo de Unamuno con España
invertebrada de Ortega o el apasionado y poético quijotismo de La vida de don Quijote y
Sancho, análisis de almas, con el lúcido y frío análisis de ideas y técnicas literarias de Las
meditaciones del Quijote, primer libro de Ortega y Gasset. Ya no domina el tono de nostalgia
frente al pasado, sino que éste se convierte en historia, en una realidad que es preciso
estudiar para descubrir su sentido. El cambio de actitud se percibe en todo: actitud estética
ante el paisaje, el arte y las relaciones humanas; y en el pensamiento filosófico, frente al yo
angustiado y "el hombre de carne y hueso" de Unamuno, Ortega proclama la filosofía del "yo
y mi circunstancia", de la razón vital y del perspectivismo, y Eugenio d'Ors la filosofía "del
hombre que trabaja y juega". En arte irán a parar, siguiendo el ideal de asepsia, que formula
d'Ors (limpiar al arte de adherencias realistas y humanas), a la deshumanización.
Estos escritores, intelectuales puros, se sienten ante todo europeos y miran a España, por lo
menos en una gran parte de su obra, con ojos y criterios europeos. Ortega es para el escritor
alemán Curtius "uno de los doce pares del espíritu europeo", y Eugenio d'Ors y Salvador de
Madariaga escriben parte de su obra en lenguas europeas, francés o inglés.
Los cambios de estilo, forma, pensamiento y vida que aparecen en Europa antes y después
de la primera guerra mundial se reflejan inmediatamente en España y en gran medida
determinan, bajo la dirección permanente de Ortega, el tono de la literatura en los años
posteriores hasta llegar a 1936.