Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
GEOGRAFIA ECONOMICA – Metales básicos e industrias pesadas
OTROS METALES
El hierro es excesivamente blando y corrosible para ser utilizado sin aleaciones que le den
dureza y consistencia. Por eso se utiliza principalmente en forma de acero, que es una mezcla de
mineral de hierro con un 12 ó 14 por ciento de manganeso y con otras aleaciones metálicas,
según el uso a que se destina; por ejemplo, el cobre retarda la herrumbre, como el cromo, el que,
además, endurece los aceros; el plomo forma un revestimiento que resiste la oxidación; el
molibdeno aumenta la resistencia a la tracción y al choque y, al mismo tiempo, la ductilidad;
igual hace el níquel, que también aumenta la resistencia al calor y a los ácidos; el estaño forma
un revestimiento contra las corrosiones; el tungsteno le da temple y resistencia a temperaturas
elevadas; el vanadio refuerza la resistencia a la tracción y aumenta la ductilidad y elasticidad, y
el cinc constituye también una defensa contra la corrosión. Estos metales básicos concurren en la
fabricación de aceros y son, a su vez, los principales componentes de piezas, máquinas,
herramientas, utensilios y objetos metálicos. El aluminio, que hace apenas noventa años que se
conoce, por sus muchas aplicaciones se ha situado también entre los metales básicos, y tampoco
se encuentra en estado nativo, sino incorporado a los minerales más abundantes, como los
feldespatos, la mica, la arcilla, la greda y otros.
Así resulta que los minerales están muy repartidos por el mundo y que no son precisamente las
regiones mineras las más ricas, sino las que benefician y transforman los minerales y pueden
ofrecerlos al mercado para su uso y consumo. El trabajo de extracción es sólo una pequeña parte
del proceso de selección, beneficio, fundición, aleación, laminación y elaboración de los
minerales para sus usos definitivos. Hace cien años que la producción mundial de cobre apenas
si excedía las 50.000 toneladas; gracias a la electricidad, actualmente se consumen millón y
medio. Los Estados Unidos son los principales productores de cobre, pero consumen mucho
más del que extraen, lo contrarío del Canadá, de Chile, de la Unión Sudafricana y del Congo
Belga. La U. R. S. S. y el Japón son a la vez importantes productores y consumidores, aunque en
proporción muy inferior a la de los Estados Unidos. Con el estaño ocurre cosa distinta: los
Estados Unidos no lo producen y tienen que adquirirlo de Malaya, Indonesia, Bolivia, el Congo,
Siam, Chile y otros países productores, pero como prácticamente son Gran Bretaña y Holanda
las que controlan la producción y elaboración, la hojalata, papel plateado y otros productos en
que interviene el estaño se fabrican en los Estados Unidos en cantidades limitadas. El plomo y el
cinc suelen andar juntos, y también los Estados Unidos son los primeros productores y con ellos
pueden preparar el hierro galvanizado y las aleaciones de cinc y cobre con que se fabrica el latón,
metal tan conocido en todas partes. México, Canadá, Newfounland, Australia, Alemania,
Yugoeslavia, España, la U. R. S. S., Italia, Birmania y otros países los producen en cantidades
considerables y los benefician y utilizan en sus propias industrias. El aluminio, que fuera metal
eminentemente europeo por hallarse allí grandes depósitos de bauxita, es hoy
predominantemente norteamericano, aunque Alemania, Francia, la U. R. S. S. y varios otros
países lo producen en abundancia. Su producción es un proceso costoso y exige un horno
electrolítico de una capacidad de 24.000 kilovatios hora, 6.700 metros cúbicos de gas natural y 9
toneladas de materia prima para producir una tonelada de aluminio.
Ninguna de las grandes potencias industriales puede considerarse autosuficiente en materia de
metales no ferrosos. Incluso la U. R. S. S. tiene que recurrir a la importación. Alemania e Italia
son, en este concepto, las más pobres, y Gran Bretaña y Francia, pobres en sí, controlan política y
comercialmente extensas regiones mineras que les facilitan abundante materia prima. A los
Estados Unidos, con ser grandes productores de cobre, cinc, plomo y bauxita, la masa
productora de su importante siderurgia y su mercado de exportación, les obligan a ser clientes
de todos los países mineros, en especial de los del continente americano, que colocan allí la
mayor parte de sus minerales. México, Colombia, Perú y Chile, los más importantes países
mineros de la América latina, dependen casi por completo de los Estados Unidos para la
colocación de sus productos de minería. Bolivia es la más vinculada con Europa en este aspecto.
Canadá, el primer productor de níquel, lo coloca casi todo en Estados Unidos y Gran Bretaña.
Son 20 los principales países productores de hierro fundido y 17 los principales países
productores de acero. Resulta, sin embargo, que los Estados Unidos producen actualmente unos
63 millones de toneladas anuales de hierro y aleaciones férreas y 90 millones de aceros, o sea
cerca de la mitad de la producción mundial. Les siguen la U. R. S. S., cuya producción se eleva
rápidamente, y Alemania, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Japón, Italia, Luxemburgo, Canadá,
Suecia, Hungría, España, y otros de menor importancia. Entre los mentados, puede observarse
la presencia de países de poca riqueza minera en materia de hierro y carbón, como Japón, Italia
y Hungría y que, no obstante, tienen instalaciones siderúrgicas importantes. La recuperación, es
decir, la chatarra, es la base de sus industrias pesadas. Como es sabido, a pesar de que los
metales se corroen y se pierden, en su mayor parte son recuperables, refundibles y utilizables al
infinito, de forma que sus existencias y reservas no constituyen ningún problema. De ahí las
frecuentes crisis que sufren las regiones mineras después de un período de fuerte demanda
como, por ejemplo, el de las guerras mundiales. Los mercados se saturan y la recuperación
resulta tanto o más importante que la extracción minera.