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GEOGRAFIA ECONOMICA - Los graneros del mundo
REGIONES TRIGUERAS
Castilla se ufanaba siglos atrás de ser el granero del mundo. Después fueron las tierras negras
de Ucrania y de los países balcánicos las que aprovisionaban a las poblaciones de la Europa
occidental. Modernamente, Norteamérica, la región del Plata y Australia comparten con la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas la distinción de ser los graneros del mundo. Hoy por
hoy, los Estados de Dakota del Norte, Dakota del Sur, Montana y Minnesota, con fracciones de
Estados circundantes, y las provincias canadienses de Manitoba, Saskatchewan y Alberta
constituyen el ejemplo más representativo de agricultura extensiva, mecanizada y comercial de
tierras semiáridas. Son tierras profundas, de color negro y pardo, ricas en humus y sustancias
minerales, fáciles de cultivar con el empleo de grandes máquinas. Las lluvias oscilan entre los
300 y 750 milímetros, pero suelen ser oportunas y especialmente escasas en verano, con lo cual
las erosiones y los deslaves se reducen al mínimo. Las fuertes y prolongadas heladas invernales
limpian la tierra y la suavizan para dar paso al tallo apenas el sol calienta y en menos de tres
meses la planta crece y madura cuando las horas de luz diurna son de 15 a 18, siendo raras las
pérdidas por escarchas o heladas tardías. Esto es lo que se llama cultivo de primavera, por
hacerse la siembra inmediatamente después del invierno y recogerse la cosecha en pleno verano,
dejando los rastrojos para el ganado, no muy abundante en la región, que es el único que abona
la tierra. La falta de lluvias en verano no sólo dificulta la vegetación, sino que suele
acompañarse de grandes nubes de langostas que acaban con las plantas en pocas horas; y las
lluvias excesivas consumen las raíces y traen el tizón a las hojas y a los tallos. Tampoco faltan
tormentas de granizo, que destruyen parte de las cosechas, pero todos estos contratiempos no
quitan a esta región de Norteamérica la primacía en la producción de trigo, mediante los
procedimientos mecánicos más modernos.
La producción de trigo duro de invierno es similar a la del de primavera, con la diferencia de
que se siembra a finales de otoño y el período de su vegetación es mucho más largo: brota y
ahija antes de los fríos rigurosos y con éstos deja de crecer hasta que vuelve el calor, para ser
segado a principios de verano. También aquí el cultivo es mecanizado, aunque no en las
proporciones de la zona de trigo de primavera, por tratarse de fincas más reducidas y de más
variedad de cultivos. La región de trigo duro de invierno es más dilatada y de más difícil
delimitación que la del de primavera: comprende a los Estados del Centro y del Oeste en
proporciones variables y a la meseta de Columbia y centro. y este del Canadá. La región del
Plata, en América del Sur, comprendiendo una ancha franja argentina de unos mil kilómetros de
largo y el territorio del Uruguay, es una de las zonas cerealistas más importantes del mundo,
donde la mecanización es el único procedimiento de cultivo. Aunque las fincas rústicas son muy
grandes, muchas se dan en arrendamiento en "chacras" de 100 a 500 hectáreas. El rendimiento
medio de esta región es de 11 hectolitros por hectárea, mientras que el de los Estados Unidos es
de 13. El empleo de abonos es, como en los Estados Unidos, nulo.
Semejante al de la Argentina es el cultivo del trigo en Australia. Este se practica principalmente
en las llanuras bajas y semiáridas de la cuenca fluvial del Murray-Darling y en la menos extensa
de clima mediterráneo situada al sudoeste del país. El invierno más benigno de Australia y de la
Argentina es posiblemente la causa de un rendimiento algo inferior al de las zonas trigueras del
hemisferio norte, desventaja que se compensa con mayores  posibilidades para la ganadería y
para otros cultivos. La zona triguera de la U. R. S. S. se extiende desde Ucrania hasta la Siberia
central, pero los progresos realizados en los últimos años, el estudio científico de suelos, climas
y demás condiciones de vegetación, unidos a una selección exhaustiva de todas las especies de
trigo conocidas y a ensayos laboriosos, han hecho que la producción de trigo se extendiera a
tierras tan frías como la península de Kola y tan templadas como las de Ust Kamenogorsk. La
mecanización se ha extendido a todas partes y la producción ha aumentado considerablemente,
llegando a ser, con mucho, la mayor del mundo, pero es aún prematuro predecir si los ensayos
de extensión de este importante cultivo ofrecerán un resultado económico satisfactorio o si
prosperará el de la planta perenne de trigo que fue iniciado por Tsitsin.
Prescindiendo del fenómeno de miseria y escasez producido por la última guerra mundial, la
sobreproducción de trigo planteaba un problema insoluble en el régimen de economías cerradas
que ha predominado en los últimos años. Los Estados de Europa que fueran los tradicionales
compradores de los excedentes de otras regiones, habían intensificado su producción de trigo y
se bastaban a sí mismos, y algunos, como Francia, habían pasado a ser exportadores. Una
conferencia celebrada en Washington en julio de 1941 por los principales países exportadores no
llegó a ninguna conclusión. 
En tiempos normales, Canadá, Argentina y Australia, países de población escasa,
proporcionaban el 70 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo. Los tres están en
condiciones de duplicar sus áreas de cultivo y por tanto el volumen de su producción. Tampoco
falta el presunto comprador, pues son varias las zonas del planeta donde la producción de trigo
es insuficiente y el pan es escaso y malo, y no faltan las que desconocen este alimento básico.
Pero si no se suprimen o reducen las restricciones al comercio internacional, la producción de
trigo, en lugar de aumentar, disminuirá, como ha ocurrido ya en los últimos años, y los
gigantescos silos y elevadores de granos levantados en todos estos países serán monumentos del
pasado, prodigios de mecanización, pero testimonios mudos del fracaso de una posible
economía de abundancia.