GEOGRAFIA ECONOMICA - Los caminos del mundo
CARAVANAS
Pero la necesidad de relación había desbrozado los caminos terrestres de Eurasia miles de años
antes. Las especias de la India habían excitado el paladar de los bereberes. Las pinturas
rupestres de los azilianos tratan de describir cacerías y expediciones a sitios lejanos. Las telas del
Turkestán y de la China eran conocidas en la Mesopotamia y los objetos de metal de Sumeria se
cambiaban en Etiopía. Había caminos troncales que comunicaban a unos pueblos con otros y
había gentes dedicadas a facilitar el intercambio y el transporte de personas y mercaderías. Las
caravanas son muy antiguas y cruzan hoy los desiertos sobre las pisadas de los hombres de los
tiempos remotos, en que desde el hemisferio norte se veía la Cruz del Sur. Los más inquietos, los
aventureros, se alistaban en ellas uniendo sus destinos a los del caballo o del camello, que
todavía hoy avanza lentamente sobre las arenas del norte de Africa o de la Arabia, y que, con el
prestigio de su antigüedad, pudo presentarse como un progreso en los nuevos desiertos de
Australia.
El primer gran imperio que el mundo conoció, el Imperio persa, fundado por Darío I, fue
posible porque el hombre con sus asnos y sus bueyes había abierto las huellas de la civilización
por todo el Oriente. El sentimiento expansivo y dominador de los años conocía el valor de los
caminos y no se limitó a abrir grandes arterias, sino que estableció postas y organizó servicios
de seguridad que mantenían las comunicaciones constantes y dieron al imperio una vitalidad
económica antes desconocida. La sabiduría de los romanos no se manifestó únicamente en
dictar leyes a los pueblos del Imperio, sino en la construcción de un portentoso sistema de
caminos empedrados, llamados "calzadas romanas", que permitía ir de un extremo a otro del
mundo entonces conocido.
Antes que las actividades del comercio, las prácticas pastoriles de estiaje e invernada habían
señalado los caminos del ganado de cría en todas las regiones pobladas del planeta. En el día de
hoy. en una Europa urbanizada como una ciudad inmensa, se respeta la tradición y el derecho
de paso de los rebaños por los milenarios caminos ganaderos, como en los típicos arreos de
América del Sur o del oeste norteamericano. Y en las extremidades árticas, tanto europeas como
americanas, sobre el dilatado colchón de nieve, los perros que arrastran los trineos conocen el
camino en la superficie igual, sin necesidad de telémetro, como el cebú en la India, el yak en el
Tibet o la llama en los Andes.