BOTÁNICA La flor
PERIANTO
Los involucros florales se hallan insertos precisamente en la extremidad del pedúnculo.
Puede suceder que la flor esté desprovista de perianto y en este caso es desnuda o aclamidea.
Cuando está constituida por una sola serie de hojas envolventes dispuestas en círculo, se dice
que es simple y la flor es haploclamidea. Aperiantada es la flor que no tiene perianto.
Se denomina sepaloide al perianto con piezas de naturaleza herbácea, verdes, y petaloide si
son de la naturaleza de los pétalos y coloridos. Presentando dos verticilos, el perianto se
denomina diploclamideo. Éste también puede ser homoclamideo, cuando los elementos de los
dos verticilos son iguales entre sí, y heteroclamideo cuando los dos verticilos son diferentes,
constando de un involucro exterior cáliz, formado por sépalos, y una parte interna, la
corola, constituida por pétalos. El cáliz es generalmente simple y puede estar formado por
sépalos libres: cáliz dialisépalo, o mas o menos soldados entre sí: cáliz gamosépalo.
Los cálices completamente dialisépalos son mucho menos comunes que los típicamente
gamosépalos, que están constituidos por un tubo formado por la reunión de los sépalos y un
limbo de porciones libres de los mismos.
De acuerdo con la mayor o menor profundidad de los cortes que separan a la parte libre de los
sépalos en las gamo-sépalas, el cáliz se clasifica en partido y dentado, pudiendo ser bi, tri y
multipartido o dentado.
Respecto a la forma, el cáliz puede ser cilindrico como en el clavel (género Diantlnis),
cupuliforme como en el naranjo (Citrus), urceolado (género Hyos-cyanus), etc. Puede también
presentarse muy reducido, sin tubo aparente y con el limbo representado por pequeños
dientes, escamas, hendiduras o pelos, como acontece en las plantas de la familia de las
compuestas, cuyo papus (en castellano papo) es un rudimento del cáliz que persiste en el
fruto, con aspecto plumoso.
Respecto a su duración, el cáliz puede ser caduco si se desprende al abrirse la flor, como, por
ejemplo, la amapola (Papaver somnífero), o persistente si permanece, caso en que puede ser
también membranoso, cartilaginoso o espinescente y carnoso (pudiendo constituir un seudo
fruto, como en el género Morus). Es marcescente el cáliz que persiste acompañando al fruto, y
acrescenle aquel que lo envuelve, por ejemplo, la malva y la ventosa (Hernandias guianensis).
La corola desempeña en la flor un papel completamente diferente al cáliz, teniendo la función
de atraer insectos y pájaros, con el fin de facilitar la fecundación de las flores.
De modo idéntico al cáliz, la corola puede ser simple o compuesta y sus piezas, pétalos,
pueden ser libres o pueden soldarse entre sí, lo que da lugar a la existencia de dos tipos de
corolas: dialipétalas o polipétalas si tienen pétalos libres, y gamopétalas o monopétalas si
están soldados, ligados los unos a los otros.
Los pétalos se insertan sobre el receptáculo por medio de una parte estrecha llamada uña, a
veces de color diferente.
Los pétalos son órganos típicamente foliáceos. En un corte transversal examinado al
microscopio, se verifica que el pétalo presenta dos epidermis ligeramente cutinizadas, con
estomas y numerosos pelos cortos, llamados papilos, que les dan aspecto velludo. Entre las
dos epidermis hay un parénquima homogéneo, en cuyo interior existen hececillos
líberoleñosos originados en el haz único de la base del pétalo. Disueltos en el parénquima se
encuentran los pigmentos antociánicos y otros que dan los diversos colores a las flores. En las
flores olorosas existen, sea en el parénquima o en la epidermis, elementos glandulares que
segregan los principios aromáticos.
De un modo general, los pétalos nunca presentan color verde, aunque excepcionalmente hay
corolas con piezas verdes llamadas sepaloides.