BOTÁNICA La constitución íntima de los vegetales
MODIFICACIONES DE LA EPIDERMIS VEGETAL
En muchos vegetales las células epidérmicas sufren modificaciones, alargándose, formando
un revestimiento piloso que cubre los órganos de la planta. Las formas de los pelos así
formados son numerosas, pudiendo ser unicelulares o multicelulares, o también simples, o
sea, indivisos y ramificados, si están divididos en dos o más ramas.
Lo aterciopelado de los pétalos de ciertas flores se debe a la formación de pelos simples, en
que hay poco alargamiento de las células epidérmicas.
Hay pelos dotados de hacecillos vasculares y con glándulas en el ápice, que ejercen una
función secretora de enzimas y de absorción de alimentos, como acontece en las plantas
llamadas carnívoras, como la Drosera.
Otro tipo de pelos son los urticantes, que producen irritación en la piel de los animales,
inyectándole un líquido cáustico.
Los pelos ejercen varias funciones. En algunas plantas sirven para conservar la humedad
necesaria a la vida vegetal; en otras actúan como moderadores de la transpiración producida
por los estomas; en otros sirven para regular los cambios de temperatura ambiente y, en fin,
otros sirven para la defensa contra los excesos de luz que perjudican determinadas especies
vegetales.
Diversos tipos de pelos vistos al microscopio con gran aumento.
Como las células epidérmicas no tienen la facultad de multiplicarse, en tal forma que
acompañen el crecimiento del tallo, por lo cual son sólo características de las plantas jóvenes y
los órganos cuyo crecimiento secundario no sea muy rápido, son sustituidas por un tejido
denominado súber. El súber está constituí-do muchas veces por las propias células
epidérmicas que se transforman; está formado por una capa celular más interior que se
transforma en meristema secundario y que se denomina felógeno.
El súber puede estar formado por pequeñas láminas o tener muchos centímetros de espesor y
es el principal revestimiento de la corteza de los árboles, especialmente de aquéllos frondosos,
de tronco voluminoso. Es impermeable a los líquidos y a los gases, siendo un óptimo
moderador de la transpiración y del intercambio de gases entre el ambiente y la planta y una
excelente defensa contra los excesos térmicos.
A veces la suberificación es acompañada de una gran lignificación, produciendo el
denominado súber pétreo.
Además, el súber ejerce una acción cicatrizadora sobre las heridas causadas en los tejidos
vegetales y defiende a la planta contra el ataque de insectos y hongos, constituyendo
verdaderas barreras a la penetración del parásito y a la acción de las enzimas por ellos
secretadas.
Entre tanto, como la planta no puede prescindir de las comunicaciones de los tejidos más
profundos del tallo con el ambiente, la capa impermeable que constituye el súber está dotada
de orificios denominados lenticelas, que permiten la circulación del oxígeno necesario a la
respiración del vegetal. Son células cuyas membranas no se suberificaron, dejando en
consecuencia grandes espacios intercelulares. Aparecen frecuentemente debajo de los
estomas, lo que facilita de este modo la circulación de los gases.
Lenticela de saúco (Sambucus nigra), vista al microscopio, con gran aumento (90 X).
El número de lenticelas varía de especie a especie y con la edad de la planta, siendo más
numerosas en las leñosas que en las herbáceas, como son también más frecuentes en las
Dicotiledóneas que en las Monocotiledóneas.