BIOLOGÍA - La evolución del sexo en los vegetales
LA EVOLUCIÓN DEL SEXO
En resumen, la evolución del sexo en los vegetales comprende dos aspectos:
1) La predominación creciente de la fase diploide sobre la haploide, que acarrea por fin el
parasitismo de ésta sobre aquélla. Entre las algas encontramos todas las etapas de ese proceso,
que podemos también seguir paso a paso a través de la evolución que conduce de los musgos
a las plantas superiores.
2) La sexualización, que está representada también en todos los grados, entre las algas. La
sexualización de los gametos se puede observar ya en este grupo. Ascendiendo en la escala
vegetal, invade gradualmente la fase haploide (protalo), los esporos, los órganos que los
producen, y también la fase diploide, con una extensión cada vez mayor.
Esta evolución muestra cómo los vegetales inicialmente marinos (algas), emprendieron la
conquista de la tierra. Sus etapas sucesivas ponen en evidencia la progresiva liberación de las
plantas de la esclavitud del agua. La fecundación en los musgos y helechos se hace aún como
en las algas, por anterozoides que nadan para alcanzar la oosfera, por lo que sólo puede
producirse cuando los protalos quedan inundados por la lluvia. El diminuto protalo de las
plantas con flores, abrigado y alimentado por el poderoso organismo diploide, se libera de la
esclavitud del agua; el polen, por vía aérea, transporta los anterozoides hacia las oosferas,
magníficamente resguardadas por los óvulos.
Por otro lado, la sexualización de los protalos y de parte de la fase diploide ha aumentado la
variabilidad de las especies, porque ha facilitado mucho el encuentro de gametos
provenientes de individuos diferentes. Ya sabemos que la variabilidad es un carácter muy útil,
porque aumenta las probabilidades de evolución de las especies y, por lo tanto, de adaptación
a los más diversos ambientes.
La sexualización de toda la fase diploide es regla en los animales, pero es rara en los vegetales,
aun en los superiores, que son en su mayor parte hermafroditas. Compensando su falta, sin
embargo, se establecen en las plantas con flores varios mecanismos que impiden el encuentro
de gametos del mismo individuo (autofecundación), tales como la maduración en épocas
diferentes de los estambres y ovarios del mismo individuo, o disposiciones interesantísimas
en la forma de las piezas florales, que impiden a los insectos depositar el polen en la flor de la
cual lo extraen.