BIOLOGÍA - Reflejos y tropismos
LAS REACCIONES DEL PARAMECIO
En ciertos seres inferiores, los únicos tipos de conducta son reflejos y tropismos. El paramecio,
por ejemplo, tiene geotropismo negativo y por eso vive en la superficie de las aguas. Pero su
tipo de conducta más importante es el reflejo de fuga. Su mundo subjetivo es de una
simplicidad extrema. Parece sentir los distintos excitantes de la misma manera: como un
obstáculo a su marcha.
Si el paramecio va nadando y encuentra un fragmento de planta, otro protozoario, una zona
muy ácida, o demasiado iluminada, o muy fría, o muy caliente, reacciona siempre del mismo
modo: se detiene, retrocede un poquito y avanza nuevamente en otra dirección. Todos esos
excitantes tan diversos tienen para él la misma significación y responde a ellos siempre con el
mismo reflejo de fuga.
Si encuentra, no obstante, objetos de cierto tipo que reconoce quizá por una sensibilidad táctil
especial, se desencadena el reflejo de deglución: se detiene, y moviendo apenas las cilias
peribucales devora los objetos. En general, éstos son bacterias de que se nutre, pero la misma
reacción se produce ante muchos objetos sin valor nutritivo que tienen para él un poder
excitante idéntico al de las bacterias: fragmentos de papel o de lino, polvo de ciertos
colorantes, etc.
Toda la vida del paramecio está regida por algunos tropismos y reflejos simples. En otros
animales inferiores ocurre lo mismo. Pero a medida que examinamos animales más
adelantados, vemos esos tipos elementales de conducta entrecruzarse, completarse, inhibirse,
de modo cada vez más complejo, hasta llegar a un tipo de conducta más elevada: el instinto.