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BIOLOGÍA - Reflejos y tropismos
PERCEPCIÓN DE LOS EXCITANTES
Diversos excitantes externos son percibidos por nosotros y nos llevan a la acción. La vibración
electromagnética de ciertas longitudes de onda (luz común), y no de otras (ultravioleta),
impresiona nuestra retina. La vibración del aire que se transmite a los huesecillos del oído
medio y finalmente a la linfa que llena el oído interno, impresiona las células sensoriales
auditivas. Ciertas sustancias químicas disueltas excitan las células gustativas de las papilas
linguales. Los gases volátiles mezclados con el aire se disuelven en el líquido segregado por la
pituitaria, membrana que recubre las fosas nasales, e impresionan las células sensoriales
olfativas. La presión ejercida por los objetos sobre nuestra piel y las diferencias de
temperatura son percibidas por las células de los corpúsculos táctiles.
Estos mismos agentes, que en nosotros desencadenan muchas veces un acto definido, en otros
seres pueden no tener el menor efecto, por falta de órganos sensibles a ellos. Y cuando éstos
existen, pueden tener una agudeza mayor o menor que los nuestros o ser sensibles a
diferentes modalidades del excitante; es el caso de los insectos que perciben la luz ultravioleta,
para nosotros invisible.
Por lo tanto, no es lógico esperar que los animales tengan del mundo la misma noción que
nosotros. Cada ser tiene su subjetividad propia, resultante de la parcela de realidad que él está
preparado para conocer.