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ZOOLOGIA - Los gusanos anillados o anélidos
LAS SANGUIJUELAS DE AGUA DULCE O HIRUDINEOS
Son anélidos desprovistos de cerdas o de cualquier otro derivado del tegumento. Se diferencian
de todos los demás anélidos por la presencia de ventosas, en número de dos, una anterior
alrededor de la boca y otra en el extremo terminal del cuerpo. El cuerpo de una sanguijuela es
delgado en su parte anterior y se va ensanchando poco a poco hacia la parte posterior. No existe
una cabeza diferenciada, ni apéndices cefálicos. El cuerpo presenta anillos estrechos que no
corresponden exactamente a su segmentación, sino que son surcos superficiales del tegumento;
cada segmento o anillo verdadero comprende varios de estos anillos, e interiormente corresponde
a cada segmento un par de cortos divertículos del tubo digestivo. En el cuerpo de las sanguijuelas
hay diminutas papilas de función sensorial.
LA SUCCION DE SANGRE. Las sanguijuelas se alimentan esencialmente de sangre; son capaces
de chupar varias veces su propio volumen, y de ahí que fueran muy usadas en medicina para
practicar sangrías, y aun hoy se las emplea para sangrar ciertas regiones delicadas. Algunas
sanguijuelas poseen una fuerte trompa protráctil con la que efectúan la succión; otras, tienen tres
repliegues fuertes que forman tres mandíbulas, con las que producen a la víctima una mordedura
triangular. La sangre chupada pasa a su intestino, -que puede dilatarse mucho. Las sanguijuelas lo
mismo chupan la sangre al hombre que trabaja en los pantanos, como a otros mamíferos que
viven normalmente en el agua o en las orillas, o que van al agua para beber. Por lo demás,
también son sus víctimas los otros habitantes vertebrados de las aguas: peces, ranas, larvas de
rana o de sapo (renacuajos), etc.
LAS SANGUIJUELAS TERRESTRES. Relativamente poco numerosas, estas sanguijuelas viven por
lo general en la tierra húmeda. En la Malasia, el Japón y la India hay especies que suben a los
árboles y desde ellos se dejan caer sobre los animales que pasan por debajo.
LAS SANGUIJUELAS PARASITAS. Las sanguijuelas que chupan la sangre de sus víctimas para
alimentarse, y después las abandonan, no son realmente parásitas. Lo son, en cambio, aquellas
que generalmente no abandonan el cuerpo de la víctima. Hay numerosas especies, principalmente
de sanguijuelas sin mandíbulas, que viven constantemente sobre el cuerpo de los peces. También
existe el parasitismo interno, aunque raro; hay casos de sanguijuelas que parasitan el interior del
ojo de las aves.