PSICOLOGIA - Primer contacto y visión panorámica
De acuerdo con su etimología (derivada de "Psyche", que en griego
significa "alma" o
"espíritu", y "Logos", que significa "estudio" o "tratado") la voz "psicología" equivale a "estudio
del alma", o, mejor, conjunto de conocimientos referentes al espíritu.
Pocas palabras habrán sido, no obstante, más debatidas en cuanto a su definición que ésta.
Porque si bien todo el mundo sabe lo que quiere decirse con los términos "estudio" y
"conocimiento", cada cual, en cambio, se siente un poco desorientado cuando trata de definir
lo que es el "alma" o "espíritu", o sea, el objeto de estudio de la Psicología, si nos atenemos a lo
que significan las dos palabras griegas que la constituyen.
Para mayor dificultad, algunos filósofos modernos han establecido una diferencia entre el
"alma" y el "espíritu" e incluso uno de ellos L. Klages en una de sus mejores obras sostiene
que son conceptos opuestos. El "alma" era, para los antiguos, una especie de "soplo" o
"entelequia" vivificadora, que en un determinado momento (llamado de "animación") se
introducía en el cuerpo del ser en desarrollo y lo hacía constituir una persona; más tarde, en el
momento de la muerte ("desanimación"), ese misterioso, invisible e ingrávido principio lo
abandonaba y el cuerpo se convertía en cadáver. El espíritu es, para los filósofos
espiritualistas modernos, una formación que solamente posee el hombre (que consta, por
tanto, de cuerpo, de alma y de espíritu) y que se caracteriza por dar a éste autoconciencia (o
sea, conocimiento de sí mismo) y percepción de leyes y valores universales.
La Religión Cristiana ha concedido, a veces, a todos los animales la posesión de un "alma" (y
de ahí su nombre, ya que la palabra animal deriva de "ánima", que en latín significa
precisamente alma), pero, desde luego, se trataría de un alma llamada "vegetativa", "natural" o
de segunda clase, para diferenciarla del alma "racional", que, según la Teología, solamente es
propia del hombre, pues así lo dispuso Dios en la Creación.
Como se ve, en tanto se quiera apoyar la definición de Psicología en el significado de sus
raíces verbales, es decir, en su etimología, resulta difícil desprenderla de una influencia
religiosa, mítica, confusionista y hasta, si se quiere, misteriosa. Debido a ese "halo" un tanto
sobrenatural que la ha rodeado hasta hace poco más de un siglo, casi solamente se dedicaban
a su estudio los teólogos (curas, religiosos, etc.) y los filósofos. Es así como casi todas las obras
de Psicología escritas hasta el siglo pasado se encuentran impregnadas de términos
metafísicos y orientadas por un criterio religioso especulativo, salvo algunas excepciones.
Estas se hallan constituidas por un pequeño número de trabajos de las denominadas
concepciones "empiristas", "materialistas" y "positivistas" que, aun estando basadas en una
actitud filosófica especulativa, propenden a relacionar la Psicología con la Física y con la
Fisiología, pues niegan la existencia del alma como algo esencialmente distinto de la materia
corporal.
Desgraciadamente tanto unas como otras obras, entre las que no cabía compromiso ni
conciliación, pues eran irreductiblemente antitéticas, tenían el común defecto de querer, como
vulgarmente se dice, "tomar el rábano por las hojas" o, mejor, "entrar en la casa por la ventana",
pues pretendían dar ideas acerca de la estructura o la esencia sustancial del objeto de su
estudio sin haberse tomado la molestia de haberlo sometido a una observación y
experimentación que permitiesen, cuando menos, una descripción de sus diversos aspectos y
modos de manifestar su existencia.