PSICOLOGIA - La actividad consciente marcha sobre la línea: impulso satisfacción
LOS LLAMADOS IMPULSOS SECUNDARIOS Y "SUSTITUTIVOS"
La mayor complicación de la vida humana en relación con la del resto de los animales es
determinar la aparición de impulsos que no se observan en éstos y que derivan, en el fondo,
de los anteriormente citados, pero tienen, al parecer, fines y objetos distintos. Así, por ejemplo,
hay personas que viven obsesionadas por los llamados impulsos de "limpieza", de "orden", de
"perfección", de "justicia", etc. Un análisis profundo de todas esas apetencias nos muestra que
son formaciones sustitutivas de cualquiera de las que antes hemos mencionado o, por lo
menos, se encuentran indirectamente a su servicio. Así, por ejemplo, el impulso al cuidado
personal, al adorno y a la coquetería que se observa en muchas mujeres, no hay duda de que
deriva del impulso sexual, a través del puente formado por el llamado "deseo de agradar" (y
que en el fondo no es otro que el deseo de ser queridas o asnadas y, por ende, ser poseídas y
perpetuadas). Asimismo, el impulso al "trabajo", que en ciertos hombres parece constituir el
principal motor de su existencia, se reduce, siempre, a una apetencia de riquezas, prestigio,
fama, dominio o poder, o es sustituto de la falta de satisfacción de otro impulso (el amoroso,
por ejemplo).
La enumeración de esas tendencias secundarias o derivadas (Ersatztriebs o Secondary drives,
de los psicólogos alemanes y sajones) es casi imposible, pues suman, por lo menos, varios
centenares. Su estudio y análisis se combina con el de los sentimientos y constituye el tema
central de toda la denominada Psicología de la afectividad (Timopsicología o Epitimología).
En todo caso, lo cierto es que una vez que cualquiera de esos impulsos está en actividad, toda
la conducta y el pensamiento de quien lo siente se orienta hacia su satisfacción, directa o
indirecta. Esta última puede tener lugar en dos formas: mediante un rodeo voluntariamente
efectuado o mediante una represión forzada, que dé lugar al retorno del propio impulso a la
conciencia, pero "camuflado" en forma de tendencias y sentimientos sustitutivos o derivados.
Entonces se dice que se ha producido su "sublimación", si tales sentimientos son compatibles
con las normas sociales y pueden obtener inmediata satisfacción. En caso contrario, y como
vulgarmente se dice "el remedio es peor que la enfermedad", engendrándose un nuevo
problema que lleva al individuo al sufrimiento o a una nueva sustitución de sus móviles de
acción y meditación. Pero aquí ya estamos rozando los conceptos básicos de la moderna
Psicología dinámica, profunda o analítica, y esto merece un capítulo aparte.