PRIMEROS AUXILIOS - Intoxicaciones
INTOXICACION POR ACIDOS
Los ácidos, en unión de los álcalis, constituyen los venenos cáusticos, entendiéndose por tales
a aquellos cuerpos que actúan localmente, o sea que destruyen todo lo que se pone en contacto
con ellos.
ACIDO CIANHIDRICO - CIANUROS. El
ácido cianhídrico, conocido también como ácido
prúsico, es un líquido; pero emite vapores a cualquier temperatura, siendo, por tanto,
peligroso en cualquier momento. Se origina en la combustión -del celuloide, en la del gas del
alumbrado, en el humo de tabaco, etc.
Los cianuros, que son sales derivadas del ácido cianhídrico, son también muy tóxicos para el
hombre. Hasta hace pocos años su venta era libre y se utilizaban para combatir las hormigas
en los jardines, observándose con bastante frecuencia intoxicaciones en los niños y en los
animales domésticos. Constituyen a su vez una de las armas preferidas por los suicidas.
Existen además otros cuerpos, los glucósidos cianogenéticos, sustancias vegetales que en
determinadas circunstancias se desdoblan en variados compuestos, entre éstos el ácido
cianhídrico. Pero el tóxico no se genera en la misma planta, sino que es necesario someter a
ésta a un tratamiento especial; excepto el sorgo, muy utilizado como forraje, que tiene una
acción tóxica irregular, la cual varía con las distintas épocas del año y la edad de la planta. Es
bueno recordar que los sorgos florecidos no son tóxicos, como tampoco lo son los sorgos
ensilados, cosechados en el momento oportuno. Entre las plantas con glucósidos
cianogenéticos están los porotos, las semillas de lino, el sorgo, la almendra en su variedad
amarga, la mandioca amarga, cruda y otros.
El ácido cianhídrico, llamado veneno fulminante por su acción rapidísima, conduce casi
fatalmente a la muerte. Siendo un veneno tan poderoso, carece por ello de ruidosa
sintomatología. Su presencia puede deducirse, sin embargo, por el olor a almendras amargas
del aliento de la víctima y generalmente por el recipiente con los restos del veneno, pues
siendo su acción tan instantánea el suicida no tiene tiempo de hacerlo desaparecer.
La marcha de la intoxicación se hace en tres períodos que pueden sucederse en segundos,
minutos o en un espacio de 3 a 4 horas.
Entre los primeros síntomas de la intoxicación está el ardor en la boca, lengua y estómago.
Luego aparece una espuma blanca por la boca. Hay también vértigos, zumbido de oídos,
dificultad para respirar, etc.
Constituyen el segundo período las convulsiones o el coma. De mejor pronóstico es el coma,
porque las convulsiones aparecen casi siempre cuando se han ingerido grandes dosis del
tóxico.
Finalmente se presenta una relajación muscular, indicio de muerte.
De lo expuesto se deduce que en presencia de un intoxicado por este veneno hay que actuar
inmediatamente y con energía y no omitir la urgente llamada al médico.
En primer lugar, se procederá a romper una ampolla de nitrito de amilo, con la técnica
corriente y a colocarla delante de los orificios nasales de la víctima, para que lo inhale.
Después se inyecta por vía endovenosa nitrito de sodio en solución al 2 por ciento, y por la
misma aguja se inyecta el antídoto, que es el hiposulfito de sodio en solución al 30 por ciento.
La inyección del antídoto se repite a los 5 ó 10 minutos. También deben seguirse
administrando las ampollas de nitrito de amilo en inhalaciones, hasta 3 ó 4 ampollas en las 24
horas.
A este tratamiento se agregan la respiración artificial, las tracciones de lengua, como también
inhalaciones de carbógeno y fricciones secas o con éter o fricciones con alcohol y esencia de
trementina. Cuando el estado del enfermo lo permita, se puede recurrir al lavado del
estómago con suero glucosado isotónico o con hiposulfito de sodio en solución al 40 por ciento,
o con agua oxigenada al 10 por ciento.
Los demás ácidos mencionados en el cuadro general de las intoxicaciones presentan, con
pocas variantes, la misma sintomatología, localizada principalmente en el aparato digestivo.
Se traduce por grandes dolores en la boca, esófago y estómago. La lengua está hinchada y la
deglución es penosa, hasta el punto de que la saliva no puede tragarse y fluye por la boca.
Existen vómitos y diarreas, las que a veces son sanguinolentas. Estos síntomas son debidos a
extensas quemaduras de las mucosas.
El tratamiento consiste fundamental. mente en tratar de eliminar, neutralizar o simplemente
diluir el tóxico. Para su eliminación se recurre a los vomitivos, comenzando por el agua tibia,
la ipecacuana y, si se dispone de ella, por la apomorfina. Como neutralizante de los ácidos se
utilizarán alcalinos en gran cantidad, los que se administrarán una vez que el enfermo haya
vomitado. Entre ellos está la magnesia calcinada (50 gramos en 800 de agua), o la leche de
magnesia que existe en el comercio. Para diluir el tóxico, se dará leche, agua de cal, agua de
jabón o creta preparada con agua. Se administrará como bebida agua albuminosa, la que se
preparará con 4 claras de huevo disueltas en 1 litro de agua. Para acelerar la eliminación se
podrán dar purgantes salinos, como el sulfato de sodio o de magnesio, pero sólo después de
dar los neutralizantes o de haber diluido el tóxico en forma tal que se esté seguro de haber
sobrepasado la fase aguda de la intoxicación.
ACIDO ACETICO - VINAGRE. - Estas dos
sustancias pueden producir intoxicaciones
accidentales o suicidas, agudas y crónicas. En especial, el vinagre, que es utilizado por las
mujeres que desean adelgazar. En el tratamiento de la intoxicación por estos cuerpos se
aplicarán en forma discriminativa con la gravedad de los síntomas, las mismas indicaciones
expuestas anteriormente.
ACIDO FENICO Y DERIVADOS (Lisol, creolina, saprol, tricresol, etc.). Conocido
generalmente con el nombre de fenol, es ésta una sustancia que, por ser muy utilizada como
antiséptico, ha dado lugar a muchas intoxicaciones accidentales y suicidas. También se
observa en forma de intoxicación profesional crónica, la cual se traduce por lesiones cutáneas
en obreros de tintorerías.
El ácido fénico se empleaba antiguamente como desinfectante de heridas, ocasionando
quemaduras y hasta gangrena. El uso de más innocuos y mejores desinfectantes lo ha
desterrado prácticamente. Si se ingiere, produce la sintomatología común de todas las
intoxicaciones por ácidos.
El tratamiento consiste en aplicaciones de aceite de oliva estéril o aceite de hígado de bacalao
en el caso de lesiones cutáneas. Si el fenol fue ingerido, se hará lavado de estómago con una
solución de leche de magnesia al 10 por ciento en agua. Si no se tiene esto al alcance, podrá
usarse el aceite de oliva, dejando una cantidad en el estómago.
Si el ácido fénico o sus derivados fueron torpemente usados para enemas o lavajes vaginales,
se harán irrigaciones con agua albuminosa o con magnesia en la proporción indicada al tratar
del lavado gástrico.
ACIDO FLUORHIDRICO. Para el tratamiento del intoxicado por este ácido se recurrirá en
seguida a cualquiera de las sales de calcio; por ejemplo, se dará una solución de gluconato o
cloruro de cal o la simplemente llamada agua de cal. El lavaje de estómago se hará con cloruro
de calcio al 1 por ciento. Más tarde, si es necesario, podrá darse como purgante el aceite de
ricino.
ACIDO NITRICO. Si fue ingerido, se dará abundantemente magnesia calcinada en suspensión
en agua, y bebidas con clara de huevo o si no 200 cm3 cúbicos de aceite de oliva. En esta
intoxicación están contraindicados los vomitivos, y el lavado de estómago sólo deberá
realizarse por manos muy expertas, por el peligro de producir perforaciones a nivel de las
quemaduras.
Si el ácido ha provocado quemaduras cutáneas, habrá que neutralizarlo aplicando sobre la
región afectada soluciones de bicarbonato de sodio, lo que se repetirá muchas veces.
ACIDO SULFURICO (Vitriolo). El ácido sulfúrico puede producir intoxicaciones agudas, por
la inhalación de sus vapores, quemaduras del tegumento o quemaduras del aparato digestivo,
si se ha ingerido.
En el primer caso, se alejará al intoxicado del ambiente viciado y se le practicará la respiración
artificial y las tracciones de la lengua.
En el caso de las quemaduras cutáneas se harán aplicaciones sobre la región afectada con
bicarbonato de sodio diluido en agua.
En cambio, si el tóxico fue ingerido, se deberá actuar con mucha prudencia.
Hay que recordar siempre que la dilución del ácido sulfúrico en agua produce aumento de
temperatura. Por tanto, no se darán vomitivos, ni nada que contenga agua, porque se
producirá una elevación de temperatura en el estómago, y con esto un aumento de las lesiones
y de los sufrimientos de la víctima. Se practicará, con extrema prudencia, el lavado del
estómago con agua de jabón al 1 por 100 o con leche o preferentemente con magnesia
calcinada al 3 por 100. Si no puede practicarse el lavado del estómago, la víctima deberá
ingerir magnesia calcinada en suspensión en agua, bebidas mucilaginosas, clara de huevo o
aceite de oliva por cucharaditas.