PREHISTORIA - El Período Neolítico
Frente a las características poco variables que tipifican a cada uno de los períodos del Paleolítico,
el Neolítico aparece como el momento en que el hombre da un enorme salto liberador hacia el
progreso. Aparecen en él técnicas totalmente nuevas como la cerámica o como el tejido con
una pujanza cultural extraordinaria, revelada en la multiplicidad, curiosa e inesperada, de sus
formas, y en sus nuevas aplicaciones para el mejoramiento de la vida. Es una verdadera
revolución cultural, que abarca todos los dominios de la técnica humana: la economía, la
habitación, las industrias manuales, la organización político-social, el arte de la guerra y hasta la
religión. Todo se transforma, se diversifica y se expande en nuevas maneras más cultas y civiles.
El hombre se va acercando, paulatinamente, a las vastas organizaciones sociales, de las que
nacerán los primeros Estados. Sale de la organización primaria de las bandas errabundas de
cazadores y recolectores, para entrar en la quietud civilizante de los pueblos sedentarios.
Descubre la agricultura, que es su primera y más firme manera de aquietarse sobre la superficie
de la tierra. Este aquietamiento traerá consigo, con el andar del tiempo, el nacimiento de un
sentimiento nuevo de amor a la tierra que da el sustento, forma larval del amor a la patria. Entre
tanto, la permanencia sobre un lugar determinado aportará el deseo de mejorar la vivienda en
que transcurre la vida familiar, de dotarla de comodidades cada vez mayores, que la vida
sedentaria exige y que para la vida de caza o pastoril hubiesen resultado superfluas. Es así como
la vida colectiva se va organizando en cuadros cada vez más complejos. Y esta complejidad
creciente es una nueva demostración de la civilización que alborea.