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HISTORIA DE LA CIENCIA - El Renacimiento
UN GRAN OBSERVADOR DEL CIELO: TYCHO BRAHE
Fundador del célebre observatorio de Uraniaburgo —el mejor provisto con instrumentos de la
era pretelescópica—, el danés TYCHO BRAHE (1546-1601) rehusó, a pesar de la profunda
admiración que sentía por la obra de Copérnico, admitir el nuevo sistema del mundo. Procuró
medir el cambio de posición —el desplazamiento paraláctico— que las estrellas debían revelar
cuando son observadas desde puntos opuestos de la órbita terrestre. Por supuesto, sus
esfuerzos fueron estériles. Pero, en vez de admitir que la desviación, aunque real, era
demasiado pequeña para ser descubierta por sus instrumentos, prefirió negar el movimiento
de la Tierra. Tycho rechazó, pues, el sistema de Copérnico y, descontento con el de Tolomeo,
buscó una imagen que conservando la inmovilidad de la Tierra ofreciera la sencillez de la
hipótesis copernicana. En el esquema de Tycho los cinco planetas giran en torno del Sol, y éste,
a su vez, circula
en un año en torno de la Tierra. Aunque pronto condenado al olvido, el
sistema de Tycho no fue completamente inútil; por algún tiempo sirvió de refugio a
pensadores tímidos, que habiendo roto con Tolomeo no tenían el coraje de optar por
Copérnico. Sin embargo, el imperecedero mérito de Tycho no descansa en sus investigaciones
teóricas, sino en la admirable precisión, nunca alcanzada antes de él, que logró en la
determinación de posiciones planetarias y estelares. Sus observaciones sobre los planetas
suministraron a Kepler —su discípulo— el instrumento imprescindible para descubrir la
verdadera forma de las órbitas planetarias.