HISTORIA DE LA CIENCIA - Los griegos
LOS GRANDES ALEJANDRINOS
ERATOSTENES DE CIRENE
Contemporáneo de Arquímedes, ERATOSTENES DE CIRENE (276-194), bibliotecario del
Museo en Alejandría y geógrafo eminente, calculó la circunferencia de la Tierra y obtuvo
250.000 estadios egipcios, cifra sorprendentemente cercana a su valor real, de 40.000
kilómetros. Rompió con la vieja hipótesis griega de que solamente un hemisferio es habitable y
admitió la posibilidad de los antípodas. Además, Eratóstenes adivinó la existencia de un
continente en el Atlántico y fue, tal vez, quien inspiró la profecía de Séneca sobre el
descubrimiento del Nuevo Mundo.
ARISTARCO DE SAMOS
Mucho más radical que Eratóstenes en el rechazo de las doctrinas heredadas fue ARISTARCO
DE SAMOS (310-230), el Copérnico de la antigüedad, que anticipó en dieciocho siglos la idea
cardinal de la doctrina heliocéntrica. Profundizando la hipótesis de Heráclito del Ponto,
pensador de la época de Aristóteles, que había admitido que Marte y Venus giran en torno del
Sol, y éste juntamente con los otros planetas en torno de la Tierra, Aristarco tuvo el valor de
propugnar la hipótesis según la cual todos los planetas, incluso el nuestro, describirían
círculos en torno del Sol. Su lúcida visión, que invirtió las apariencias, movió la Tierra e hizo
retroceder las estrellas hacia un infinito inconcebible, sólo encontró fría acogida entre filósofos
y astrónomos. Extraña a las ideas corrientes y menos dotada de soportes matemáticos que los
sistemas geocéntricos, la doctrina de Aristarco cayó en el olvido.