HISTORIA DE LA CIENCIA - Galileo y su obra
Mientras Kepler descubría en Praga la forma elíptica de las
órbitas planetarias, lejos de
Bohemia, en Holanda, apareció el instrumento que permitiría al hombre penetrar en lo
desconocido del espacio, más allá de los límites impuestos a la Astronomía hasta el
Renacimiento. Una nueva época se inicia en el estudio del cielo: el telescopio pone al alcance
del hombre campos de investigación cuya existencia Hiparco y Tolomeo, Copérnico y Tycho
ni siquiera se atrevieron a soñar. La Astronomía deja de ser mera cinemática de los cuerpos
celestes y la exploración física del Universo comienza.
Desconocemos la prehistoria del instrumento que extendió más que ningún otro la
cosmovisión del hombre. Todo lo que sabemos es que en octubre de 1608 el óptico holandés
JOHANN LIPPERSHEY, en Middleburg, ofreció al gobierno de su país un catalejo destinado
al uso del ejército; a él y a su paisano ZACHARIAS JANSEN la tradición les confiere la
paternidad del telescopio. Mas el catalejo de Lippershey, que sólo acortaba en tres veces las
distancias, era demasiado débil para ser útil en la observación de los astros. Ahora, en manos
de Galileo, el telescopio se transformó en instrumento cardinal para la exploración del espacio.
