HISTORIA DE LA CIENCIA - La época newtoniana
ISAAC NEWTON
El genio de Kepler brindó a la ciencia las primeras leyes matemáticas que rigen los
movimientos de los astros, pero que no se aplican a la naturaleza terrestre. Galileo descubrió
la primera ley dinámica de fenómenos terrestres, pero su ley no abarca movimientos celestes.
Crear el fundamento perenne de la mecánica del cielo y reunirlo en indivisible unidad con la
mecánica de la Tierra, fue la gigantesca obra de Newton. Sus Principios, publicados en 1687,
aportan la máxima suma que nuestros conocimientos del mundo físico deben a los esfuerzos
de un solo hombre y representan quizás el más grande monumento en la historia general de
las ciencias.
Hijo póstumo de un granjero que poseía una pequeña propiedad en Woolsthorpe, ISAAC
NEWTON (1642-1727) no fue un niño prodigio; a los 18 años de edad, cuando ingresó en el
"Trinity College" de Cambridge, nada dejaba sospechar en el tímido estudiante al futuro genio.
Sin embargo, su vocación se reveló pronto: tuvo la suerte de encontrar en el profesor de
matemáticas ISAAC BARROW (1630-1678) un maestro que supo formar al sin igual alumno.
Sabio de gran valer, Barrow se inclinó ante la superioridad del discípulo y contentóse con ser
la estrella matutina que se esfuma ante el Sol naciente; renunció a su cargo para
cederlo al
joven Newton, que ocupó la cátedra durante un cuarto de siglo.
Antes de inaugurar sus lecciones en Cambridge, una epidemia que en los años 1665-1667
azotó a Inglaterra obligó a Newton a buscar refugio en la casa paterna. En este tranquilo retiro
el joven investigador encontró las ideas fundamentales de tres descubrimientos: inventó el
cálculo infinitesimal, descubrió la ley de la atracción universal y probó experimentalmente la
naturaleza compuesta de la luz blanca. Cada uno de esos descubrimientos debió, sin embargo,
madurar largo tiempo en el espíritu del autor antes de alcanzar su forma definitiva.