HISTORIA DE LA CIENCIA - Crepúsculo de la Ciencia antigua - Los romanos
"Saber es poder", afirmó en los umbrales del Renacimiento Francisco Bacon; hoy, el lema nos
parece trivial, por olvidar que la humanidad ignoraba hasta los comienzos del siglo XVII el
virtual poder inherente a cada conocimiento científico. Arquitectos del admirable edificio de la
Geometría, iniciadores de las matemáticas puras, creadores de la primera imagen concreta de
los fenómenos astronómicos, padres de la Estática, los griegos apenas sospecharon la fuerza
que
la investigación podría dar al hombre.
Despreciaron —con la única excepción
de la
Medicina— el fecundo arte de las
aplicaciones prácticas de las ciencias. Arquímedes,
probablemente el mayor ingeniero de la antigüedad, omitió describir las admirables máquinas
que construyera, estimando que esos frutos de su
genio eran indignos de un geómetra.
Solamente hacia el crepúsculo de la ciencia griega —cuando el hontanar de los
descubrimientos está próximo a extinguirse— se encuentran técnicos que anteponen a las
investigaciones teóricas las invenciones prácticas.
