HISTORIA DE AMERICA - México desde 1830 en adelante
JUAREZ Y EL IMPERIO
En 1857 se dictó una nueva constitución, liberal, unicamarista, con abolición de la pena de
muerte y prohibición al clero de adquirir otros bienes que no fuesen directamente aplicados a
su ministerio (la Iglesia poseía bienes por 42 millones de pesos). Es el momento en que Juárez
aparece en Veracruz. En 1859 seculariza los bienes eclesiásticos, establece el matrimonio civil y
la administración civil de los cementerios, retira la embajada ante el Vaticano y concede la
libertad de cultos (diciembre de 1860), en medio de la guerra civil. Esta situación inquieta a
Inglaterra, Francia y Estados Unidos, dos naciones capitalistas y un país que busca extenderse.
La Unión aspira a la cesión de la Baja California y otros acuerdos. Esas conversaciones se
prolongaron de 1854 a 1859. Por fin, el tratado McLane-Ocampo estableció que México cedía a
Estados Unidos el derecho de tránsito por el istmo de Tehuantepec a cambio de 20 millones de
duros. Además se establecía la reciprocidad aduanera. En el ínterin, la batalla de Calpulalpam
(diciembre de 1860) determinaba el triunfo reformista. Juárez expulsó a los representantes de
la Santa Sede, de España, Guatemala y Ecuador, al arzobispo de México y a otros eclesiásticos.
También había suspendido el pago de la deuda pública por dos años. Eso determinó, de
acuerdo con el Convenio de Londres (31 de octubre de 1861), la intervención conjunta franco-
inglesa en México, a la que se agregó España.
Al plantearse la guerra de Secesión, Estados Unidos no pudo intervenir demasiado
directamente en la contienda mexicana. Las naciones europeas estaban alarmadas temiendo
que si la Unión se dividía, sus partes buscasen compensar lo perdido con nuevas anexiones
territoriales a expensas de México. El momento les pareció propicio para intervenir en esta
parte del Nuevo Mundo. En enero de 1862 una escuadra combinada se presentó ante Veracruz.
Pero los aliados no pensaban ni deseaban lo mismo. Francia quería acabar con Juárez, mas
España e Inglaterra entraron en tratos con él. Napoleón siguió entonces solo la guerra, en tanto
que las otras dos naciones se retiraron. El general Bazaine, al mando de un ejército francés de
30.000 hombres, triunfó en Puebla (1863). Juárez debió abandonar la capital, ante su avance, el
31 de mayo de ese año. El 10 de julio una junta de notables declaró su aprobación a una
monarquía hereditaria regida por un príncipe católico. Y Napoleón III dispuso que fuese el
archiduque Maximiliano de Austria. Posteriormente hubo un plebiscito ratificatorio.
El 9 de abril de 1864 Maximiliano renunció a sus eventuales derechos al trono austriaco y a los
bienes privados que de tal origen pudieran corresponderle, aceptando el trono de México al
día siguiente. Aunque convino con Napoleón en el mantenimiento del ejército francés a
cambio de pago (270 millones de francos hasta el 19 de julio de 1864), aspiraba a hacerse
querer. Pero su imposición por las bayonetas extranjeras, el descalabro financiero, su falta de
todo contacto con la realidad social mexicana y su frivolidad sustancial, le hacían imposible el
mantenimiento en el trono. Cuando desechó la devolución de los bienes del clero se echó en
contra gran parte del partido conservador, que era el único que podía defenderle. Sólo le
quedaron la exigua minoría de los monárquicos y el apoyo de Bazaine. En el momento en que
éste recibió la orden de volver con su ejército a Francia (pues Napoleón cedía ante la presión
estadounidense y el temor de la guerra con Prusia) a Maximiliano no le quedó más que morir
con honor. Tomado prisionero con los generales Miramón y Mexía, fue fusilado con éstos en el
cerro de las Campañas (19 de junio de 1867).
