HISTORIA DE AMERICA - La América indígena
Antes de comenzar con el estudio de la conquista y la colonización de América es fuerza que
nos ocupemos, aunque sea brevemente, de ponernos de acuerdo con el lector respecto de lo
que ha de ser el contenido de este curso. Como en otros de los que figuran en esta extensa obra
(por ejemplo, los de Geografía Económica, Literatura Americana, Arte, etc.) se insertan
nutridas referencias históricas, en lo que a tales actividades se refiere, el autor del presente —
pese a la decidida preferencia por una historia integral de la civilización—, obligado también
por la brevedad del espacio de que dispone, ha tenido que concretarse a realizar una historia
de orientación político-militar con sólo rápidas incursiones en lo económico y social.
Como en toda Historia de América que se respete, debe comenzar por el conjunto de los
pueblos que ya habitaban este continente en el momento de la llegada de los invasores blancos.
Hasta ahora ha sido frecuente hablar de los indígenas americanos —del "indio", como
generalmente se dice con notoria impropiedad de lenguaje— como si se tratara de un conjunto
homogéneo de poblaciones y de cultura. Nada hay más contrario a ello, sin embargo. Ni desde
el punto de vista de su origen o procedencia, ni del de sus condiciones antropológicas, ni del
de sus usos y costumbres, ni del de su mayor o menor relieve cultural en comparación a las
formas de vida del europeo, los hombres de América constituyen una unidad de cultura. Por
el contrario, desde la pigmentación hasta las costumbres matrimoniales, desde las formas del
cráneo hasta los medios del transporte, desde las estructuras dialectales hasta las nociones
religiosas, todo muestra que la diversidad es la regla. Hablar, entonces, de "el hombre
americano" en general es tan abusivo (o, al menos, tan abstracto), como hablar del homo
aeconomicus que nadie ha visto jamás.
