HISTORIA CONTEMPORANEA La segunda posguerra
EL PROBLEMA DEL ASIA
El conflicto de Palestina revelaba también una efervescencia religiosa en el Oriente, que se hizo
aun más visible en la India, donde competían los musulmanes con los hindúes como grupos
mayoritarios. Como resultado de un nuevo planteamiento de su política colonial, el gobierno
británico resolvió ofrecer la independencia a la India, iniciativa que los laboristas decidieron
consumar. También aquí se unieron inmediatamente los estados musulmanes formando el
Pakistán, nombre que recogía los de varios estados de esa religión: Punjab, Sind, Beluchistán,
las provincias del noroeste de la India y Assam; pero Inglaterra trató de mantener la unidad de
su antigua colonia, y favoreció la constitución, en septiembre de 1946, de un Consejo Ejecutivo
para la India, que debía asesorar al virrey, cargo ejercido entonces por el general Wavell. El
Consejo tenía su sede en Nueva Delhi y se integró con nueve miembros hindúes y cuatro
musulmanes bajo la presidencia del Pandit Nehru. Los problemas entonces fueron tales que se
convino en la separación en dos estados: la India, con mayoría hindú y minoría musulmana, y
el Pakistán con la situación inversa. La independencia quedó formalizada en agosto de 1947, al
renunciar el rey de Inglaterra al título imperial, y muy pronto comenzaron los conflictos entre
los dos nuevos estados por el problema de Cachemira, así como también entre Pakistán y
Afganistán. Sólo la turbulencia de la situación general podría explicar el absurdo asesinato del
Mahatma Gandhi, venerable figura situada por encima de los bandos en lucha, ocurrido en
enero de 1948.
El retiro de Gran Bretaña no interrumpió sus relaciones con los estados de la India, hasta el
punto de resolver la Unión India su ingreso al Commonwealth británico en 1949. Poco después
el país adoptaba la forma republicana.
De mayor trascendencia para Gran Bretaña fue la tensión que se estableció cuando el gobierno
nacionalista del Irán, presidido por el doctor Mossadegh, nacionalizó los yacimientos
petrolíferos en 1951. Tras algunos intentos de negociación, ambos países rompieron las
relaciones diplomáticas al año siguiente, con lo cual Inglaterra perdió uno de sus principales
centros de abastecimiento de petróleo. Pero en agosto de 1953 fue depuesto el doctor
Mossadegh, y el nuevo gobierno, vista la gravísima situación económica del país, negoció con
un consorcio internacional la explotación de la gran refinería de Abadán.
Una situación diferente se estableció entre las posesiones holandesas del archipiélago
indomalayo y su metrópoli. No bien terminada la guerra, las tropas británicas que habían
realizado las operaciones contra los japoneses, apoyadas por fuerzas holandesas, tuvieron que
enfrentar a los nacionalistas que habían proclamado la república de Indonesia en Batavia, en
1945. A pesar de su actitud represiva, Holanda inició conversaciones para lograr un acuerdo
con los insurrectos, y se convino en el reconocimiento de las autoridades indonesias con vistas
a posterior cesión de la soberanía. Pero el acuerdo se frustró y la lucha continuó durante 1947 y
1948, hasta que Holanda reconoció la república de Indonesia, cuya soberanía efectiva, sin
embargo, no fue transferida a los nacionalistas hasta 1950.
En cuanto a sus posesiones de Indochina, Francia se apresuró a reconocer en 194,3 a los reinos
de Camboya y Cochinchina. Hubo, sin embargo, conflictos en Anam y muy pronto nuevas
complicaciones acentuadas en 1950, debido a la presencia de influencias comunistas, que
dieron por resultado la constitución de un Estado rebelde, el Viet-Minh, que mantiene una
lucha resuelta contra Francia y las fuerzas de la Unión Francesa. No menos grave es la
situación planteada a Francia por Túnez y Marruecos, donde estallaron fuertes movimientos
nacionalistas, sobre los cuales deberá decidir la UN.
En las provincias del nordeste de China se había desencadenado, poco después de terminada
la guerra, un poderoso movimiento comunista, que había logrado triunfos en las vecindades
de Mogolia y Siberia, de donde recibía apoyo. El movimiento comunista desató la guerra
contra el gobierno de Chiang Kaishek, cuyas fuerzas fueron vencidas. Tras la toma de Tientsin,
los comunistas establecieron su capital en Hopeh en 1948 y su avance se hizo tan acelerado
que Chiang Kai-Shek, responsable del desastre, -enunció al poder. Los nacionalistas
continuaron la resistencia, pero perdieron Nankín en 1949 y poco después evacuaban el
territorio continental de China y se establecían en Formosa, en tanto que los comunistas
proclamaban la República popular, bajo la presidencia de Mao Tse Tung.
La influencia que la Unión Soviética lograba en Asia acentuó la tirantez con los Estados
Unidos, que vigilaba el avance comunista desde las posiciones que conservaba en el Japón,
país al que había obligado a adoptar una constitución democrática y en el que había
proseguido el enjuiciamiento de los criminales de guerra, que culminó con la ejecución de Tojo.
Esa tirantez entre la Unión Soviética si los Estados Unidos encontró, en la península de Corea,
las condiciones más favorables para alcanzar un punto máximo, si bien no se han visto
envueltas abiertamente en guerra.