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HISTORIA CONTEMPORANEA – La segunda posguerra
LA GUERRA EN COREA Y EN INDOCHINA
Dividida en 1945 en dos sectores separados por el paralelo 38, Corea quedó bajo doble
administración; soviética al Norte y americana al Sur. En 1948 y por resolución de la UN se
realizaron elecciones generales para el establecimiento de un gobierno único en toda la
península, pero Corea del Norte se abstuvo de participar en ellas, de modo que el nuevo
gobierno, presidido por Syngman Rhee, se estableció en Seúl y ejerció su autoridad sólo sobre
la región sur. Así las cosas, y sin que nada lo hiciera prever, Corea del Norte inició a mediados
de 1950 una penetración militar en la zona meridional. Tropas excelentemente preparadas y
provistas de un moderno material de guerra consiguieron arrollar al enemigo acorralándolo
hacia el Sur, a pesar del rápido apoyo que la UN decidió prestar al gobierno surcoreano, por
medio de una fuerza internacional en la que predominaban las tropas de los Estados Unidos,
puestas al mando
del general Mac Arthur. Sin embargo, pronto las cosas comenzaron a
modificarse. Un poderoso desembarco en la retaguardia enemiga dio a las fuerzas de la UN
una notable superioridad y luego de algunos movimientos estratégicos llegaban al límite con
Manchuria.
Las líneas se estabilizaron; Mac Arthur proyectó una operación en gran escala sobre las bases
chinas de aprovisionamiento de los norcoreanos, pero la discusión de su plan dio como
resultado que se lo destituyera del mando supremo en Corea, reemplazándolo el general
Ridgway, en abril de 1951. Tres meses después comenzaron las gestiones para un armisticio,
pero las negociaciones se interrumpieron repetidas veces sin que pareciera posible llegar a un
acuerdo. Sin embargo, y tras muchas deliberaciones, el 27 de julio de 1953 se firmó en
Panmunjom un armisticio entre las fuerzas de la UN y las de Corea del Norte. El presidente
Rhee, de Corea del Sur, protestó por los términos del convenio, pero recibió seguridades de
sus aliados y concluyó un tratado de alianza militar con Estados Unidos.
Mientras tanto, el conflicto que sostenían en Indochina las fuerzas de la Unión Francesa y las
del Estado comunista de Viet-Minh se fue agravando a lo largo del año 1953. Además de
ocupar una parte de Viet-Nam, invadieron por entonces el Estado de Laos, y la situación
pareció tan amenazadora que el gobierno francés cambió los comandos y encargó de la
dirección de las operaciones al general Navarre. Las potencias occidentales, alarmadas por la
incuestionable ayuda que prestaba a los rebeldes China comunista, vieron en el incidente una
repetición de la guerra coreana, y creyeron necesario internacionalizar el conflicto. Francia se
opuso, aunque solicitó ayuda militar de los Estados Unidos. Pero aun con ella, las fuerzas del
Viet-Minh se mostraron superiores, y en los últimos días de 1953 comenzaron a presionar
sobre la fortaleza de Dien Bien Phu, último baluarte francés en el noroeste de Indochina y
bastión de la defensa del rico delta del río Rojo. La lucha de los defensores fue heroica, pero
estéril: en mayo de 1954 lograron tomar la fortaleza que cerraba el camino de Hanoi, mientras
una conferencia trataba en Ginebra la posibilidad de alcanzar la paz. Finalmente, el 20 de julio
de 1954 se firmó un armisticio que dejó al Viet-Minh todo el territorio vietnamés al norte del
paralelo 17.
Una vez más pareció conjurarse la amenaza de guerra. Para evitarla se habían hecho algunos
esfuerzos, sobre todo después de la muerte de José Stalin, ocurrida el 5 de marzo de 1953; su
reemplazante, Georgi Malenkov, propuso la reunión de una conferencia internacional en
Berlín, que se celebró en enero de 1954, pero que no llegó a ningún resultado práctico. Meses
más tarde se celebró otra en Ginebra, pero su programa se redujo a la consideración de la
guerra de Indochina.
Pese a la incertidumbre, la alianza de los países occidentales tendía a debilitarse. El ejército
europeo, organizado de acuerdo con el tratado del Atlántico, empezó a organizarse bajo la
dirección del general Eisenhower, quien abandonó esas funciones en 1952 para asumir la
presidencia de los Estados Unidos, para la que había sido elegido. Sus sucesores continuaron
su labor, pero la creciente resistencia de Italia y Francia a aceptar los compromisos propuestos
ha dificultado seriamente la organización de esa fuerza internacional.