HISTORIA CONTEMPORANEA - Los movimientos sociales y las revoluciones de 1848
LOS GRANDES PROBLEMAS ECONOMICOS, SOCIALES Y POLITICOS
El período que transcurre entre 1830 y 1848 acusa la presencia de
importantes y profundas
transformaciones en la situación económica y social de Europa. Cumplido el ciclo de la
revolución burguesa entre 1789 y 1830, el desarrollo de la economía capitalista produjo la
escisión entre las clases medias las clases trabajadoras, cuyos ideales económicos y sociales
comenzaron a diferenciarse de los ideales políticos que sostenía la burguesía. De esta
circunstancia sacan su nuevo perfil los movimientos que se producen alrededor de 1848 en
muchos países de Europa.
Sin duda alguna, la burguesía liberal no se sentía del todo satisfecha, ni en efecto lo estaba,
especialmente allí donde no había triunfado el movimiento revolucionario de 1830. Sus
aspiraciones a una democracia más perfecta, a un mayor margen de intervención de sus
miembros en la vida política, no estaban colmadas. Parecía necesario luchar todavía por el
triunfo o el perfeccionamiento de las instituciones democráticas; pero muy pronto advirtió la
burguesía que la estrecha solidaridad que hasta entonces había manifestado la masa
trabajadora comenzaba a debilitarse. En efecto, esta masa tenía ahora nuevos problemas.
Provenían casi todos del desarrollo de la economía industrial, y se manifestaban a través de las
condiciones de vida y las aspiraciones económico sociales de la masa trabajadora, cada vez
más numerosa. Además, su concentración en los grandes centros fabriles había comenzado a
crear un fuerte espíritu de clase y una clara visión de cuáles eran sus aspiraciones y los medios
que estaban a su alcance para obtenerlas. Así surgieron movimientos de tipo socialista, cuya
última expresión era el anhelo de la socialización de los bienes de producción y su control por
los trabajadores.
Estos problemas sociales que comenzaron a hacer irrupción en Europa se complicaron por el
delineamiento de la política imperialista. Francia e Inglaterra especialmente, mostraban a las
claras sus designios de afirmar su poderío económico sobre la base de una enérgica defensa de
su derecho a la expansión capitalista. Y dentro de la organización política, este designio se
manifestaba bajo la forma de un estrecho control de todas las actividades económicas, sin
concesiones para la masa humana que constituía el principal instrumento de la producción.
Este complejo haz de problemas define la fisonomía de los fenómenos políticos que comienzan
a aparecer ya poco después de 1830.