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HISTORIA MODERNA - La crisis del siglo XV y los albores de la Edad Moderna
LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS
Quizá desde el siglo XIII había aparecido en Europa la preocupación por emprender la
navegación de la costa africana, pero este designio no se llevó a cabo en gran escala sino en el
siglo XV. Mientras los españoles continuaban ocupados en la guerra contra los moros que
todavía vivían en el territorio peninsular, los portugueses —ya libres de esa preocupación—
comenzaron a arriesgarse por el océano. En 1415 se apoderaron de Ceuta, y por entonces se
fundó en Sagres —por obra del príncipe don Enrique el Navegante— una escuela de náutica
destinada a formar pilotos y acumular informaciones sobre las regiones marítimas. Poco
después las expediciones comenzaron a sucederse sin interrupción. En 1418 llegaron a las islas
Madera; en 1432 a las Azores; en 1434 alcanzaron el cabo Bojador; en 1456 cruzaron hasta el
archipiélago de cabo Verde; en 1472 llegaron a la línea ecuatorial; y en 1488 Bartolomé Díaz
llegó al cabo de Buena Esperanza. Una vasta zona había sido incorporada al área de acción de
Portugal, que podía obtener de ella algunas sustancias muy apetecibles, y sobre todo, esclavos
negros.
Poco tiempo después —en 1492— España se decidió a seguir el ejemplo de Portugal y autorizó
a Cristóbal Colón para que marchara en busca de tierras al oeste de las islas Canarias. Ese viaje
permitió el descubrimiento de un nuevo continente, y sus peripecias merecen capítulo aparte.
Pero Portugal no se amilanó, sino que, por el contrario se sintió estimulado a nuevas empresas.
Vasco de Gama recibió, en 1497, el encargo de llegar a la India dando la vuelta al cabo de
Buena Esperanza, designio que cumplió tras un viaje difícil que inmortalizó Luis de Camoens
en su poema Los Lusindas. Poco después, nuevos viajes debían afirmar la conquista en tierras
africanas y asiáticas, en las que los portugueses trataron de establecer factorías con el fin de
asegurar una provechosa explotación comercial.
PUERTO DE AMBERES, SOBRE EL ESCALDA. En el siglo XVI, Amberes heredó toda la
actividad marítima de Flandes, y su puerto fue el más importante emporio comercial del mar
del Norte durante mucho tiempo. Allí se congregaban barcos de todas las banderas.