HISTORIA ANTIGUA - Las primeras invasiones y el reinado de Teodosio
LA INVASION DE LOS VISIGODOS
El pueblo germano de los godos vivía en las orillas del Danubio, del otro lado de la frontera
romana. Desde hacía mucho tiempo se había mostrado amistoso con respecto a los romanos y
había sido sensible a su influencia, de modo que no parecía constituir una amenaza grave;
pero en los últimos tiempos del siglo IV, una circunstancia inesperada provocó un cambio en
la situación.
En efecto, un pueblo mogólico, los hunos, apareció desde el Este y avanzó arrolladoramente
por las costas del mar Negro hacia el Danubio amenazando someter a cuantos pueblos
encontraba a su paso. Una rama de los godos, los ostrogodos, cayó bajo su autoridad; pero
otra, la de los visigodos, decidió sustraerse al peligro y cruzó la frontera romana en demanda
de protección y auxilio.
El emperador Valente les fijó una comarca para que se instalaran, pagando un tributo; allí
estuvieron algún tiempo, pero, de pronto, y a causa de
las exacciones que sufrían, los
visigodos se sublevaron y atacaron a las fuerzas imperiales, a las que derrotaron, dando
muerte al propio emperador en la batalla de Andrinópolis, el año 378.
Para afrontar la situación, el emperador de Occidente envió a su mejor general, Teodosio,
quien consiguió someter a los visigodos y, sobre todo, reanudar con ellos relaciones pacíficas.
Esta labor fue consolidada cuando Teodosio, en premio a sus servicios, recibió el imperio de
Oriente.