HISTORIA ANTIGUA - La expansión transmarina y la helenización de Roma
LA HELENIZACION DE ROMA
Las campañas victoriosas de la primera mitad del siglo II modificaron notablemente las
condiciones de vida de la república romana. Ahora era una potencia de primer orden a la que
no podía oponerse ninguna de las que subsistían en el Mediterráneo. Además, su influencia y
sus conquistas le habían proporcionado una ingente riqueza y, sobre todo, inmensas
posibilidades de acrecentarla aun más explotando el comercio y la industria de las regiones
que quedaban bajo su autoridad. Todo ello, y especialmente el contacto con las populosas
urbes helenísticas, crearon en las clases cultas un afán por modificar sus tipos de vida para
reemplazar su antigua moderación por un lujo que juzgaban digno de su actual poderío.
Para las clases cultas, la vida griega se transformó en un modelo de refinamiento y elegancia.
Se consideró entonces mezquino cuanto aludía a la tradición campesina de Roma y se
cambiaron las costumbres patrias por las que prevalecían en las ciudades más lujosas de
Grecia y el Oriente. Los cultos griegos, las modas en el vestir y en el comer, todo fue imitado.
A las antiguas moradas romanas, caracterizadas por su sencillez, reemplazaron los suntuosos
palacios provistos de muebles lujosos y de hermosas estatuas. Y ningún romano educado
creyó que podía ignorar los versos de Homero o de Eurípides, aun cuando tuviera que
aprender trabajosamente la lengua griega.
Para los romanos tradicionalistas, como Catón, este entusiasmo por la civilización helenística
pareció un gravísimo peligro nacional y procuró combatirlo por todos los medios que las leyes
ponían en sus manos. Pero era el resultado inevitable de la expansión romana, y los intentos
del celoso censor fracasaron. Y si en las clases cultas pudo comprobarse que Catón exageraba
sus temores, el espectáculo de los grupos sociales más humildes confirmaba sus temores. En
ellos, en efecto, influyó sensiblemente la fácil moral de los esclavos griegos, que resultó
corrosiva para las viejas virtudes del romano. De modo que si la conquista trajo consigo el
abrir a Roma las puertas de la cultura, no es menos cierto que preparó una verdadera
revolución, porque su masa social comenzó a vivir y a pensar de acuerdo con otros ideales que
los que nutrían antaño a sus campesinos rudos y virtuosos. Así, la conquista modificó el
espíritu de Roma y trajo consigo la grave crisis del siglo r, en la que sucumbió la república.