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HISTORIA ANTIGUA - La era de la dominación persa
CIRO Y EL IMPERIO PERSA
La insurrección fue obra de Ciro, el jefe del clan de los Aqueménidas. Por su resolución, su
valentía y sus dotes de organizador político y militar, Ciro mereció la admiración de sus
contemporáneos. Dominó a todas las tribus persas y, poco después, derrotó a los medos el año
550. Así constituyó el estado nacional persa sobre todo el Irán, desde el cual comenzó las
conquistas que dieron como fruto la fundación del Imperio Persa.
Poco después de su triunfo sobre Astiages, Ciro consiguió conquistar la Lidia, cuya capital,
Sardes, tomó en 546. Más tarde sometió a los escitas y se lanzó prestamente sobre la
Mesopotamia, que conquistó con facilidad. Un vasto territorio quedó, pues, sometido a su
autoridad, y Ciro supo organizarlo sobre principios muy distintos de los que habían regido la
política de los asirios. En efecto, por convicción y por cálculo, Ciro se mostró tolerante con las
poblaciones vencidas, respetó sus ciudades y sus templos, estimuló la vida regional con la sola
exigencia de un tributo. La consecuencia fue que todos los pueblos sometidos vieron en él un
libertador: los hebreos, sobre todo, que pudieron volver a su tierra, exaltaron su humanidad y
bendijeron su nombre.
PALACIO DE ARTAJERJES. Las grandes construcciones penas tenían como características
señaladas los grandes muros y las vastas columnatas. Coronando las columnas se veían
hermosos capiteles que representaban animales.