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HISTORIA ANTIGUA - La crisis de la República
JULIO CESAR Y LA GUERRA CIVIL
Mientras Pompeyo obtenía el mando militar de España, Julio César alcanzaba el consulado el
año 59. Su política fue netamente popular y le atrajo la adhesión incondicional de ese partido,
así como el odio de la nobleza senatorial; pero Julio César tenía un plan bien madurado y no le
atemorizaba arrostrar las iras de los poderosos: en efecto, al concluir su mandato recibió el
proconsulado de Galia, con el cual obtenía un ejército que él podía robustecer haciendo nuevas
levas en la provincia. Julio César emprendió una campaña gracias a la cual agregó al territorio
romano toda la Galia Transalpina —la actual Francia—, pero que, para sus fines personales,
significó sobre todo la
posesión de un formidable ejército que
estaba atado a él con lazos
indisolubles.
El crecimiento del poderío de César aterró a los nobles, y no asustó menos a Pompeyo. Ante el
aspecto que tomaban los sucesos, Pompeyo volvió a pasarse al bando senatorial y se dispuso a
combatir a César. Pero éste tenía su decisión tomada. Así, cuando, en el año 49, llegó el
momento de deponer su autoridad —y con ella sus fuerzas— exigió que se le concediera otro
mando militar, y, al no obtenerlo, resolvió desencadenar la guerra civil.
El Senado intimó a César para que se despojara del mando, en cuya situación podía ser víctima
de los odios de la nobleza. César se opuso, y para no dar tiempo al Senado y a las fuerzas de
Pompeyo que lo respaldaban, entró en Italia repentinamente con sus tropas. El Senado
resolvió escapar llevando consigo las fuerzas de Pompeyo, y cruzó el mar dirigiéndose al
Africa. César, por su parte, ocupó la península y se consagró dictador. Poco después partió en
persecución de sus enemigos y venció a Pompeyo en la batalla de Farsalia, Grecia, el año 48.
El gobierno dictatorial de César duró cuatro años, durante los cuales debió realizar numerosas
expediciones para derrotar a los antiguos pompeyanos. En ese tiempo, numerosas medidas de
carácter social, económico y político pusieron de manifiesto el propósito de César de
reorganizar la república según nuevas bases. A la autoridad de un jefe absoluto
correspondería una masa estrechamente solidarizada con él y que gozaría de la protección del
Estado; la antigua nobleza, en cambio, quedaría definitivamente excluida del poder y perdería
sus privilegios.
Este plan suscitó en los miembros de la clase amenazada una violenta indignación. Sus
privilegios parecían unidos a la constitución del Estado, y los ataques de César parecían
dirigirse no sólo contra ellos sino también contra la tradición política de la ciudad. Una
conspiración encabezada por Marco Bruto puso fin a la vida de César, el año 44, y el primer
gran ensayo revolucionario quedó terminado. Pero la república no se salvó por ello, porque
estaba condenada ya por un siglo de profundos conflictos sociales a los que era menester
hallar solución.
JULIO CESAR. Político, historiador y guerrero, ensanchó con las Galias el poderío de Roma,
pero cayó asesinado a los cuatro años de dictadura.