HISTORIA ANTIGUA - La conquista de Italia
LA CONQUISTA DE LAS CIUDADES GRIEGAS
La conquista y ocupación del Samnio puso a los romanos en contacto con las ciudades griegas
del sur de Italia, que muy pronto comprendieron que las amenazaba el poder expansivo de
Roma. En efecto, los romanos no vacilaron en procurarse la amistad de algunas de aquellas
ciudades y en tratar de influir sobre ellas, debido a lo cual entraron en conflicto con Tarento,
que era la que, hasta entonces, ejercía cierta hegemonía sobre el sur de Italia.
En 281, Tarento tuvo la loca audacia de provocar a Roma y atacó algunos barcos romanos que
estaban en el puerto. La consecuencia fue que la guerra se tornó inminente y Tarento pidió
auxilio a Pirro, rey del Epiro, porque se sintió impotente frente a la magnitud del conflicto que
había atraído sobre sí. Pirro, un guerrero formado en la escuela de los generales de Alejandro,
creyó que sería empresa fácil para él dominar a todos los pueblos de Italia y construir un
imperio en el Occidente, de modo que aceptó el hacerse cargo de la guerra. Pero, pese a que en
las primeras campañas lo favoreció la suerte y derrotó a los romanos en Heraclea (280) y en
Ausculum (179), Pirro cayó finalmente vencido en Beneventum, en 275, después de lo cual
resolvió abandonar Italia dejando a las ciudades griegas libradas a sus fuerzas. Naturalmente,
Roma logró apoderarse de ellas y la propia Tarento debió rendirse en 272.
Así, al comenzar el siglo tu, la hegemonía romana se extendía por sobre toda la Italia. Los
inmensos recursos de las ciudades marítimas de Magna Grecia pasaron a sus manos y muy
pronto Roma sintió la hostilidad de otra potencia naval que se vid amenazada por ella:
Cartago. Se preparaba de ese modo una larga lucha que la historia conoce con el nombre de
guerras púnicas.