GEOGRAFIA FISICA - Océanos y mares
LA VIDA EN EL MAR
Sabido es que las especies de animales acuáticos están adaptadas para absorber, por medio de
branquias o una respiración cutánea, el oxígeno disuelto en las aguas; en el caso de los
mamíferos marinos, como las focas, la ballena, el delfín y otros, la respiración es pulmonar.
Uno de los factores que influyen en la distribución de los animales marinos es, entre otros, la
salinidad, cuyas variaciones pueden ser soportadas por las especies eurihalinas, pero no por
las stenohalinas, que sólo pueden habitar las regiones donde esta salinidad se mantiene dentro
de ciertos límites (por ejemplo, en las corrientes marinas, en los mares abiertos, en los grandes
fondos, etc.). La temperatura es también un factor de distribución de primer orden: así, los
corales no consiguen desarrollarse de una manera óptima en aguas cuya temperatura media
anual sea inferior a 20°; ya hemos dicho que la uniformidad de la fauna abisal de los distintos
mares obedece a la uniformidad de las temperaturas. Cuando se extraen animales capturados
en las grandes profundidades, éstos no mueren solamente porque la presión ha quedado
reducida en las capas superiores de agua, sino porque son también muy sensibles a las
variaciones de la temperatura.
La presión determina zonas de fauna en sentido vertical; a una profundidad de 5.000 m. la
presión debe alcanzar un valor de unas 500 atmósferas. La luz obliga a numerosas especies a
vivir cerca de la superficie, pues algunas carecen de medios para guiarse en la oscuridad;
además, para la defensa, deben recurrir al mimetismo; en los grandes fondos, debido a una
oscuridad prácticamente completa, muchos animales carecen de ojos y se sirven de largos
tentáculos o prolongaciones para guiarse; otros emiten luz propia (fosforescencia) emanada de
sus células o de colonias de bacterias adheridas a las zonas contiguas a los ojos. La voracidad
caracteriza a estos animales abisales, armados muchas veces de dientes como anzuelos, que se
devoran entre sí o esperan el alimento que les llega de las zonas superiores. La repartición de
este alimento constituye un factor primordial en la repartición de las especies marinas; de ahí
la abundancia de éstas en las proximidades de las bocas de los ríos, en las corrientes que
arrastran plankton, etc.
Los seres vivientes que habitan el mar pueden ser clasificados en tres grupos: los que llevan
una vida sedentaria adaptados al fondo (corales, diversos moluscos, esponjas, y en el reino
vegetal las algas, que forman a veces verdaderas praderas submarinas de coloración verdosa,
rojiza o marrón); los que son capaces de realizar una traslación voluntaria en busca del
alimento (peces, langostinos, mamíferos marinos) y finalmente los que son arrastrados
involuntariamente por las corrientes, entre los que figuran multitud de seres microscópicos
(algas silíceas, diversos protozoarios), constituyendo el plankton, cuya traslación interesa a los
pescadores, pues atrae a los peces, que lo consideran como su principal alimento.