Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
GEOGRAFIA FISICA - Estructura del globo terrestre
MATERIALES DE LA CORTEZA TERRESTRE
Los geólogos llaman rocas a los materiales constitutivos de la corteza terrestre (sólidos y de
origen natural), aplicando este término tanto a los que son consistentes como el granito, cuanto
a los deleznables como la arcilla, o movibles como la arena.
El conocimiento de estos materiales es indispensable en geografía física, pues cada tipo de roca
reacciona de distinta manera frente a la acción modeladora llevada a cabo por los agentes
naturales, tales como la humedad, los cambios de temperatura, las corrientes fluviales, etc.
Aquí nos limitaremos a hacer un breve resumen sobre un tema vasto e interesante.
Por su origen, las rocas se clasifican en eruptivas, sedimentarias y metamórficas. Las primeras,
llamadas también ígneas, proceden de las profundidades del planeta y salen al exterior de la
corteza (rocas volcánicas) o se introducen en las porciones más débiles de ésta (rocas
plutónicas). Están formadas por masas pastosas, sometidas a grandes presiones y altas
temperaturas, situadas a gran distancia de la superficie terrestre, llamadas magmas.
Los magmas, al salir al exterior a
través de los volcanes o al introducirse dentro de los
materiales de la corteza, a los cuales funden total o parcialmente, se consolidan cristalizando.
El fenómeno de la cristalización consiste en la formación de diversos minerales o cristales
granulados de tamaño variable. Por ejemplo, en el granito, que es una roca eruptiva típica,
aparecen el cuarzo, de aspecto vidrioso o craso, muy duro; el feldespato, blanco o colorado, de
brillo nacarado; y la mica, blanca o negra, que puede dividirse en finas laminillas. Esta
estructura del granito tiene lugar porque el magma que lo produce se consolida dentro de la
corteza, donde se enfría lentamente. En el caso de los materiales líquidos arrojados por los
volcanes, el enfriamiento es tan rápido, que los cristales no alcanzan a formarse o resultan de
tamaño microscópico; esto ocurre en el basalto, roca de gránulos poco aparentes.
Es posible que el magma interno, al abrirse paso a lo largo de los conductos volcánicos o al
penetrar en regiones de la corteza donde reina una baja presión, pase al estado líquido, y ésta
es la razón por la cual muchos volcanes arrojan al exterior lavas completamente líquidas; tal es
el caso del Kilauea, de las islas Hawaii, situadas en medio del océano Pacífico.
Las rocas sedimentarias proceden de la destrucción y de la acumulación gradual de otras rocas
anteriores (eruptivas, por ejemplo). Así, la arena y la arcilla pueden proceder de la destrucción
del granito. Sin embargo, algunas rocas sedimentarias tienen origen orgánico: tal es el caso de
ciertas calizas, que proceden de la acumulación y la mineralización de caparazones calcáreas
de diversos animales, o la hulla o carbón de piedra, que tiene su origen en la combustión
incompleta y en la petrificación de materias vegetales, proceso que se lleva a cabo en el
transcurso de largos milenios. Los depósitos de carbón datan en la mayoría de los casos de una
época de la que nos separan más de un centenar de millones de años.
Algunos sedimentos salinos proceden de la precipitación determinada por el desecamiento de
lagunas o pantanos salinos.
La gran mayoría de los sedimentos provienen de la acción destructiva realizada por los agentes
de la erosión (acción del agua, de los rayos solares, del oleaje marino y otros), llevada a cabo
con una constancia increíble a través de los siglos. Este proceso de destrucción comprende en
realidad varias fases, que pueden reducirse a las siguientes: descomposición y
desmenuzamiento del material (intervienen la humedad, los cambios de temperatura, el pasaje
del agua del estado líquido al sólido); transporte de los materiales separados, efectuado por los
ríos, los ventisqueros, el viento, las corrientes marinas; y finalmente depósito y consolidación
del material. Una consolidación muy frecuente es la de la arena, que al cementarse pasa al
estado de arenisca; se trata de un proceso lento y realizado en forma gradual.
El depósito de los sedimentos se hace capa tras capa, en la mayoría de los casos
horizontalmente (fondo del mar, por ejemplo); entre los sucesivos depósitos quedan
encerrados restos de animales y de vegetales, algunos de los cuales llegan a petrificarse,
perdurando por muchos siglos. Tales restos, llamados fósiles (pueden a veces ser simples
huellas de animales), permiten que nos formemos una idea de los seres que vivieron en la
época en que se depositaron determinadas capas.
Las capas sedimentarias o estratos pueden compararse a las hojas de un gigantesco libro, en el
que los fósiles constituyen algo así como el número de las páginas, pues sirven de guía para
conocer el orden en que se han realizado los depósitos, aun en el caso de que éstos hubieran
sido perturbados posteriormente a su realización.
Por lo que hemos expuesto hasta ahora puede decirse que la principal diferencia entre las rocas
sedimentarias y eruptivas, aparte de su distinto modo de formación, es que las primeras
presentan capas más o menos aparentes y a menudo restos de vida orgánica.
En cuanto a las rocas metamórficas, proceden de la transformación de las rocas eruptivas o de
las sedimentarias, cuando son sometidas a grandes presiones o a elevadas temperaturas. Es
fácil comprender que una caliza de origen sedimentario pueda transformarse por influencia de
ambos factores en una roca cristalina (mármol), o que el granito pierda por la presión su
aspecto macizo orientándose sus minerales constituyentes en determinada dirección y
achatándose al mismo tiempo.
Al proceso que ha dado origen a estas rocas se le llama metamorfismo y ocurre generalmente a
gran profundidad o en contacto con materiales volcánicos.