GEOGRAFIA FISICA - La acción modeladora
AGUAS SALVAJES
Las aguas de lluvia corren al principio por las pendientes sin abrirse un verdadero cauce, en
forma de innumerables hilillos que convergen para formar torrentes de cierto caudal y
abarrancan el suelo, arrastrando a éste a grandes distancias. Estas aguas que todavía no han
conseguido encauzarse, se llaman salvajes y causan grandes daños en las tierras cultivadas y
en las que están mal fijadas por pasturas, pues determinan su arrastre parcial o total haciendo
inaptas para el cultivo áreas extensas.
Este abarrancamiento puede ser detenido por plantaciones artificiales o desviando y obligando
a las aguas a separarse en varias ramas, para que su acción no sea tan intensa.
TORRENTES
En las zonas de pendiente muy acusada (por ejemplo, en las laderas de las montañas, o bordes
de las mesetas) corren las aguas con gran velocidad, socavando intensamente el terreno por
donde pasan y arrastrando en las épocas lluviosas gran cantidad de materiales, incluso bloques
de piedra de gran tamaño, que terminan por redondearse debido a los sucesivos choques a que
éstos se ven sometidos por los trozos menores, que son transportados con muchísima mayor
rapidez.
Si estas corrientes llegan a abrirse un cauce bien definido constituyen torrentes, que
comprenden generalmente varias porciones, entre las que se distinguen netamente el cono de
recepción (área cóncava del terreno donde reciben sus aguas de alimentación), el canal de
desagüe y el cono de deyección, donde el torrente abandona gran parte de los materiales que
arrastra.
Los ríos no son sino torrentes en los que el cono de recepción y el de deyección están separados
por una distancia enorme en comparación con lo que ocurre en los torrentes propiamente
dichos. Además tienen un régimen más constante, corriendo, en cambio, a una velocidad
relativa mucho menor.